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Las últimas palabras de Jesús, representación en el Istmo

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El verbo se hizo carne y hábito entre nosotros, se manifiesta dolido y hasta agotado en Jesús cuando escuchamos sus últimas palabras en la cruz.


El Viernes Santo es día de dolor, Jesucristo es crucificado después de soportar maltratos. En su agonía en la cruz, pronunció siete palabras que nos invitan a la reflexión, la conversión y a buscar el reino de Dios y su justicia.


El Obispo de la Diócesis de Tehuantepec, Óscar Campos Contreras, afirma que la celebración de la Pasión y Muerte del Señor es un paso a la vida, en la que lo último pareciera que es la palabra.


 




Obispo de la Diócesis de Tehuantepec, Óscar Campos. FOTO: Ángel Mendoza

 


El Redentor pronunció en su agonía siete palabras, que cobran un significado para nuestra vida; las últimas palabras de Jesús en el contexto de la cruz, las cuales resuenan a lo largo de la historia para ir más allá de la muerte.
La primera expresión de Jesús: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, nos habla de una relación con el padre a quien ha venido a manifestar su amor y misericordia. Y ante una humanidad que lo rechaza Cristo pide misericordia, dice el Obispo.
La segunda palabra: “Yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso”, Jesús es crucificado con ladrones. Uno de ellos, acepta su culpa y se da cuenta que esta junto a un inocente, y voltea pidiéndole se acuerde de él, mientras el otro no reconoce su culpa e insulta a Jesús.
La muerte solo es un paso por el que habremos de pasar todos, pero más allá de esto, es gozar de la presencia de Dios, indica Óscar Campos.


Tercera palabra: “Mujer, he ahí tu hijo. He ahí tu madre”. Somos hijos de dolor, engendrados en la cruz. Ser hijos de Dios somos una familia y tenemos una relación con la iglesia para continuar con la misión del hijo crucificado. Nuestra tarea es cuidar la iglesia, que para los católicos es la madre y en la que María es el signo y modelo perfecto de entrega y de servicio.


La cuarta palabra: “¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, nos refleja un profundo dolor de Jesús, la soledad. Aquí muestra una ausencia de cariño. En esto estamos todos, porque hemos pasado momentos difíciles y vemos que un mundo como en nuestro dónde cada día hay más aislamiento, ante un sentimiento de abandono que crece, aseguró del jerarca de la iglesia católica.


 




Las siete palabras de Jesús, dice el Obispo, deben ser inspiración para los católicos. FOTO: Ángel Mendoza

 


Quinta palabra: “Tengo Sed”. Jesús experimenta el sufrimiento, y, aun así, pide misericordia con los que lo critican. Así es la condición de dolor humano que nos pide compasión, sin embargo, para uno el sufrimiento de las personas representa una burla e indiferencia. En Jesús los guardias le acercan una esponja empapada de vinagre e hiel para hacer todavía más amargo el momento.


La sexta palabra: “Todo está cumplido”. La máxima expresión del amor de Jesús llega a su plenitud en la cruz al entregar su propia vida. En esta vida no hay un justo que entregue su vida por aquel que nos ha dañado para que no le pase nada. La prueba sublime del amor de Jesús es que murió por nosotros.


Séptima palabra: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, Todo está dicho. Jesús pone su vida en manos del padre, porque vino del padre y él vuelve. Esto es una relación profunda entre el Padre, hijo e espíritu santo, los que se manifiestan en la cruz.


La sociedad de hoy no ha entendido el significado de la cruz y la utiliza como adorno de los hogares, ponerlos en el cuello hasta crucifijos de oro. La cruz es el instrumento por el cual el Señor nos habla.