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Lanza obispo SOS por damnificados en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

SANTO DOMINGO TEHUANTEPEC, Oax.- Ante la fallida reconstrucción en el Istmo luego de los sismos, el obispo de la Diócesis de Tehuantepec, Crispín Ojeda Márquez, suplicó a los gobiernos federal y estatal, así como a las organizaciones empresariales y a los católicos de México, no olvidar a los damnificados por el terremoto del 2017 y tender su mano solidaria.


“Llego a una diócesis en escombros”, afirmó en la celebración eucarística por el inicio de su ministerio episcopal.


En presencia del nuncio apostólico del Vaticano, Franco Coppola, y del cardenal, Carlos Aguiar Retes, el ahora ex obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, sostuvo que una vez terminada la etapa de emergencia, ha disminuido la ayuda exterior y oficial a los afectados.


Reconstrucción y pobreza, retos


Ante el arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos y una veintena de obispos de otras diócesis, subrayó que llega a su nueva sede con total disponibilidad, serenidad y alegría, pero también con gran temor ante los retos planteados por la reconstrucción después del terrible terremoto, así como por la pobreza y la violencia en el Istmo de Tehuantepec.


Incluso, entre las risas de fieles zapotecos, mixes, ikoots, mazatecos, chinantecos, zoques, chontales y mestizos, bromeó que podría huir como hizo San Maurilio, discípulo de San Martín Caballero, cuando fue nombrado obispo de Angers, Francia, ante la tarea encomendada.


“Se fue espantado y después fue encontrado en Inglaterra, trabajando como jardinero para el Rey. Me gusta esa idea, así que ya saben si desaparezco”, asentó.


No obstante, destacó que esos temores y miedos desaparecen con su fe depositada en el Señor y así pretende convertirse en una imagen viva y transparente del buen pastor.


“Un buen pastor que da la vida por sus ovejas, pues no vengo como dueño de la iglesia diocesana, porque el Señor es el único dueño y pastor”, asentó.


Ante la presencia de la presidenta municipal, Yesenia Nolasco Ramírez y del subsecretario Jurídico y Asuntos Religiosos de la Secretaría General de Gobierno, Joaquín Velásquez Ceballos, el nuevo obispo ofreció su colaboración en cualquier proyecto y acción que promueva el bien y la construcción de una sociedad más justa, más humana y de más respeto a la dignidad de las personas.


Predilección por los débiles


Además, pidió a sacerdotes, religiosas y laicos ayudarlo a ser buen cristiano y buen obispo, para que, como lo hacía San Agustín, ser un signo e instrumento de Jesucristo que amó con especial predilección a los enfermos, a los pobres, a los pecadores, a los marginados y a los alejados


De igual manera, imploró sus oraciones para que, a la luz del Evangelio y la fe, se transformen las actuales condiciones de inseguridad, pobreza, desigualdad y corrupción, para hacer presente el reinado de Dios.


También, agradeció al papa Francisco por su designación, así como al nuncio apostólico Franco Coppola y al arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, por su acompañamiento.


Igualmente, al obispo emérito Arturo Lona Reyes, quien fue ovacionado por más de un minuto, por su ejemplo y testimonio como obispo y buen pastor.


“Pido al señor que lo conserve muchos años más entre nosotros”, rogó.


Profesión de fe y juramento


Antes, en la catedral, como obispo electo, Ojeda Márquez hizo su profesión de fe y juramento de fidelidad, para que el nuncio apostólico Franco Coppola diera posesión de su nueva encomienda.


Ahí, se comprometió a acatar la suprema autoridad del papa Francisco, llevara cabo sus mandatos y defender con diligencia sus designios, así como reconocer y obedecer sus prerrogativas y oficios.


Ser buen pastor y padre; Coppola


Durante la homilía de la celebración eucarística, el nuncio apostólico Franco Coppola llamó al nuevo obispo y a los sacerdotes de la Diócesis de Tehuantepec a “ser buen pastor y buen padre” para seguir el ejemplo de Jesucristo.


Expuso que el obispo está llamado a tener las características del buen pastor y a hacer suyo el corazón del sacerdocio, o sea, la ofrenda de la vida.


Aparte de esto, destacó que el obispo como sucesor de los apóstoles requiere ser un hombre de oración.


“Este es el pastor que reza, uno que tiene el valor de discutir con Dios por su rebaño”, añadió.


Además, resaltó que el obispo necesita ir a proclamar el Evangelio, porque no se anuncia sentado en la oficina sino por el camino.


Igualmente, convocó al nuevo obispo y a los sacerdotes a preocuparse por algunas realidades, especialmente las familias, los seminarios, jóvenes y los pobres.


Trabajo por los pobres


Especialmente, el representante del Vaticano requirió dedicar más tiempo y energía en los pobres, sin temor a llegar a las periferias humanas y existenciales de sus diócesis y parroquias.