TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El 2017 fue un año adverso y complicado, considera el presbítero Lucio Santiago Santiago, administrador del Obispado, tras la salida del obispo Óscar Campos Contreras.
En un comunicado enviado a las 47 parroquias que integran la Diócesis de Tehuantepec, el encargado del obispado manifesta que la sociedad sobrevivió a un año marcado por grandes desafíos, acontecimientos sociales-políticos, naturales y eclesiales que han dejado una huella difícil de borrar.
A prueba, vocación de servicio
Santiago Santiago asegura que el 2017, la Iglesia estuvo en medio de hechos que la envolvieron y pusieron a prueba su vocación de servicio.
Cita "acontecimientos sociales-políticos, como la corrupción, la violencia, la inseguridad, la impunidad, los asesinatos, el gasolinazo, el fallido estado de Derecho, la injusticia, el uso político electoral de programas sociales y muchos más, que han degradado nuestra dignidad como seres humanos".
Precisa que estos sucesos han hecho que "la ciudadanía pierda la confianza en las autoridades locales, estatales y federales”.
Menciona también los fenómenos naturales, que envolvieron de tristeza y duelo a cientos de familias.
"Sufrimos el terremoto, réplicas, lluvias, vientos y fríos, que pusieron a prueba nuestra confianza en el Padre Dios", sostiene.
De la misma manera, considera que estos acontecimientos pusieron al límite nuestra adhesión a la vida e "hicieron resurgir la creatividad, la unidad y la caridad de los unos con los otros, a la manera y al estilo del Señor Jesús".
"Supimos mantenernos de pie entre los escombros, la angustia y el dolor que sentimos ante la pérdida de vidas y bienes materiales de tantas parroquias y familias”.
En lo eclesial, la estructura de la Iglesia se conmovió por el repentino nombramiento del obispo Óscar Campos Contreras como obispo de la Diócesis de Ciudad Guzmán, en un contexto de sufrimiento para la familia diocesana.
Dar gracias al Creador
El presbítero señala que, a pesar de las circunstancias adversas a la esperanza, Dios los invita a estar siempre alegres, orar sin cesar y darle gracias al Creador en toda ocasión, lo cual es vocación del cristiano.
En este escenario adverso, el administrador diocesano afirma bendecir a Dios por el trabajo pastoral que realizan cada una las parroquias que conforman la diócesis de Tehuantepec, donde los decanos son pieza clave.
De igual manera envía palabras de bendición para las comisiones de la pastoral fundamental (profética, litúrgica, social y de comunión); por las diferentes áreas de acciones pastoral en la diócesis, los colegios que desde la pastoral realizan su misión evangelizadora, a los equipos diocesanos de emergencia, los seminarios y la pastoral vocacional y a los responsables de la formación de los jóvenes seminaristas".
