Pasar al contenido principal
x

Sabrina, la mujer que sobrevivió al horror de la cárcel municipal

Foto(s): Cortesía
Itzel Guizar

Agencia Reforma

La muerte de Abigail Hay Urrutia en los separos de Salina Cruz, Oaxaca, hizo que Sabina, una mujer de 41 años, alzara la voz para denunciar una serie de abusos que sufrió en 2018 en la misma celda de donde sacaron el cadáver de Aby.

"Decirle a su familia que no duden, que si ella se suicidó es porque fue orillada a eso, por el maltrato", dijo a Grupo REFORMA la mujer, quien pidió cambiar su nombre para evitar represalias.

En febrero, hace cuatro años, Sabina llegó a la comandancia municipal tras sufrir un brote psicótico en Mazunte que la llevó a caminar sin rumbo, a perder sus pertenencias y subir a autos con desconocidos hasta llegar a Salina Cruz, a 200 kilómetros de distancia.

Allí, las voces en su cabeza le dijeron que tenía que subir a una azotea, buscar una cortina roja y sacar a unos perros, explicó.

'Eres una cerda'

"Estaba no sé si en una casa, ahí llegaron los policías, me tiraron al piso, me sometieron y me llevaron a una camioneta pickup y como me resistí me empezaron a patear. Se dieron cuenta de que me estaba bajando, estaba manchada y se burlaron, 'eres una cerda', me decían", contó.

La llevaron hasta la Comisaría, ubicada en la Avenida Puerto Ángel, y la metieron en una celda junto a otra mujer que también se veía desorientada.

"Yo tenía frío y me acercaba a ella para calentarme, pero la mujer me cacheteaba, luego se la llevaron, me quedé sola. Me moría de sed y no me dieron agua, una de las cuidadoras me ofreció un café de su desayuno y un taco de huevo, después, ya no la volví a ver".

Sabina dice que estaba "aquí y allá", que iba y venía del brote psicótico, el cual fue provocado, según los especialistas que consultó después, por estrés en exceso, pocas horas de sueño, posible trastorno de bipolaridad y falta de litio en su organismo.

"Yo también rasgué mi ropa y ataba pedazos para poder llegar a la ventana y pedir ayuda entre los barrotes, pero era en vano.

"Estuve allí, en Salina Cruz, menstruando, con mi sangre pintaba las paredes (...) símbolos que dejaran rastro de la desesperación que vivía allí dentro", escribió en su denuncia hecha vía redes sociales.

Entre el 14 y el 18 de febrero, Sabina estuvo en ese lugar, donde el calor era intenso, por lo que pidió bañarse.

La llevaron a un pasillo oscuro, detalló, al fondo había varios policías que la vigilarían mientras tomaba su ducha. Ella se rehusó, pidió que una mujer la acompañara, pero nuevamente fue sometida y golpeada.

Cuando recobró la consciencia, una mujer vestida de rosa estaba inyectándole lo que creyó, era un sedante, por lo que volvió a quedar inconsciente, ahora desnuda, golpeada y con sangre.
Desconoce cuanto tiempo pasó, pero al despertar vio a su padre llegar por ella, tras localizarla gracias un reporte hecho en redes sociales por unas chicas que durante su trayecto la encontraron.

"Lo primero que debieron hacer (los policías) era llevarme al DIF o con alguna autoridad sanitaria, al ver que no estaba consciente de mi persona, pero se ve que es una práctica común en ellos".

En aquel momento tuvo mucho miedo y se dedicó a superar lo sucedido mediante terapias, fármacos para evitar otro brote y meditación. 

Ahora, se dice arrepentida y molesta por no haber denunciado a tiempo lo que a ella ocurrió en esa comandancia en 2018.

"Lloré muchísimo, primero porque me removió todo lo que yo pasé y segundo porque pensé que si hubiera tenido el valor de denunciar, entonces, a lo mejor, ella estaría viva".