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Cocineras tradicionales del Istmo le lloran a “Juan Nata”

Foto(s): Cortesía
Gerardo Valdivieso Parada

UNIÓN HIDALGO, Oaxaca.- Juan Ordaz Cruz “Juan Nata” tuvo dos características que lo hacían único en su comunidad, tenía un gran dominio y talento como cocinera tradicional y era orgullosamente muxe. Por eso su deceso el pasado miércoles a los 62 años dejó una gran pena entre sus familiares a quienes heredó sus conocimientos en la cocina.

En su terruño y en pueblos aledaños recuerdan sus guisos, ya que era muy solicitados en fiestas y festividades por su dominio en la cocina, de su experiencia y habilidad podía organizar un banquete para más de mil personas hasta preparar el dulce más exquisito de la variada cocina istmeña.

Como los muxes de su generación, Juan Nata algunos toques femeninos lo distinguían: sus labios pintados de carmín, su mandil de cocinera sobre su blusa floreada, una flor fresca que prendía en la oreja y su hablar femenino.

A falta de recursos para forjarse una carrera profesional, se especializó en los secretos de la tradición culinaria de su pueblo que heredó de otro muxe mayor que él. Este noble oficio lo mantuvo económicamente durante más de la mitad de su vida.

Por su trabajo como cocinera, con las que se llevó mejor fue con las mujeres, en los encuentros del tequio en los patios familiares, las charlas amenas aderezadas de picardía y de frases de doble sentido, el arduo y desvelado trabajo de la cocina se sobrelleva mejor.

La experiencia fue contraria en su relación con los hombres, de quienes recibió oprobios e insultos, incluso confesó que algunos le prohibían a sus esposas relacionarse con él y evitaban probar su comida.

Sin embargo su dedicación y gran conocimiento de la comida le acercó con sus sobrinas, a quienes formó como cocineras tradicionales y quienes lloran más la pérdida de su maestro.