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Mujeres Ikoots: sostén de la familia

Foto(s): Cortesía
Redacción

SALINA CRUZ, Oaxaca.- Casi al amanecer, cuando el alba apenas se asoma, un poco antes de las 06:00 horas, ellas ya están recorriendo calles y avenidas de Salina Cruz o instalando sus improvisados puestos en el centro de la ciudad.


Son las mujeres Ikoots (huaves) de San Mateo del Mar que, ataviadas a la usanza tradicional y muy característica de su microrregión, salen a expender productos a las principales centrales de abasto del puerto de Salina Cruz y municipios vecinos.


Pilar económico


Esto representa un trabajo arduo para más de 250 mujeres que de lunes a viernes parten al amanecer con su canasta o traste repleto de mercancía: huevo criollo, hortalizas y frutas que ellas cultivan en los patios de sus casas, pescado y camarón fresco que el hombre se encarga de capturar.


Los productos del mar traídos de San Mateo no faltan en el mercado local. Ahora, en el improvisado mercado Ignacio Zaragoza instalado sobre la calle Tuxpan y en la zona aledaña, así como en el "mercadito" de la Hidalgo Oriente, destaca el trabajo de las mujeres Ikoots. Son ya puntos de referencia para quienes acuden de lunes a viernes y el sábado al tianguis del Barrio Espinal a realizar sus compras.


Los productos


Frutas y verduras como ciruela roja, pitayas, jicaco, calabaza, limones, elote, nopal, epazote, yerbabuena, animales de corral como gallinas y patos, guajolotes, los huevos de dichas especies, ofrecen a los marchantes a pie entre los vericuetos del "nuevo" mercado en calle Tuxpan y el mercadito de la Hidalgo Oriente o en sencillos locales armados de cajas de madera y lonas de esos lugares, en distintos puntos de la zona centro.


No solo eso, es común que estas mujeres vendan totopo de maíz nuevo y comizcal elaborados por ellas mismas; de igual modo, huevos de tortuga cuya venta está prohibida por la ley; sin embargo, con tal de hacerse de recursos, muchas de estas jóvenes y señoras caminan kilómetros a la redonda, de casa en casa incluso, ofreciendo el conocido “limón blanco” entre la población urbana.


Jornadas de trabajo de al menos 10 horas cubren estas emprendedoras mujeres que sin subsidio alguno son el sostén de sus familias, donde el hombre evade en muchas de las ocasiones su responsabilidad como aportador principal a la economía.


Comerciantes por naturaleza visitan todos los días el puerto, dejando que la mercancía sea “regateada” por sus clientes, que presurosos piden descuentos de cinco y 10 pesos al precio original de dichos productos.


El rol del varón


Los hombres se dedican a la pesca preponderantemente; en términos de matriarcados, dirían algunos antropólogos, prefieren dormir “la mona”, mientras sus parejas viajan diariamente más de 20 kilómetros para vender sus productos en el puerto, que con afán la población adquiere; en algunas ocasiones sus hijos las acompañan, menores de edad que dejan sus estudios para poder contribuir a la economía familiar.


Al igual, señoras de avanzada edad no desisten del comercio; es generoso -dice una longeva anciana-, "da para todos", mientras negocia la venta de una gallina y un gallo por 200 pesos la hembra y 220 pesos el macho, hasta en 200 en el par, mientras el cliente se retira y la comerciante continúa ofreciéndolos a los marchantes.


La eterna pobreza mareña


Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) , la población total del municipio de San Mateo del Mar en 2010 fue de 14 mil 252 personas, lo cual representó el 0.4% de la población en el estado, donde los hogares con jefatura femenina por ese municipio es de 373, y donde 13 mil 652 individuos (89.4% del total de la población) se encontraban en pobreza.


Unos cuatro mil 818 (31.5%) presentaban pobreza moderada y ocho mil 834 (57.8%) estaban en pobreza extrema.


La situación de marginación y pobreza en San Mateo del Mar se agravó luego del terremoto del 07 de septiembre del 2017, y la posterior inundación, luego de que la laguna saliera de su cauce.