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Falta información sobre Sana Distancia en lenguas originarias de Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

SALINA CRUZ, Oaxaca.- La mayor parte de la comunicación oficial sobre el coronavirus se ha realizado en este municipio en castellano, sin tomar en cuenta que diariamente decenas de hombres y mujeres -ikoots y zapotecas, principalmente- ingresan a la ciudad para expender sus productos, la mayoría cosechado en sus traspatios o producto de la pesca ribereña.


Poca difusión


Cada mañana, es común observar, sobre todo mujeres -varias acompañadas por sus hijos- ofreciendo su producto, ya sea en un puesto semifijo al interior o exterior del mercado Ignacio Zaragoza, o de casa en casa. Para ingresar, deben primero pasar cualquiera de los filtros sanitarios colocados por el gobierno municipal en la carretera Transístmica a la altura de La Brecha, en la carretera a San Pedro Huilotepec a la altura de la agencia municipal de San José del Palmar y provisionalmente en la salida de la autopista Salina Cruz-Tehuantepec.


Pero toda esa comunicación, desde el exhorto a parar actividades -siendo el comercio su única fuente de sustento-, el uso de cubrebocas, uso de gel antibacterial y la sana distancia, se ha realizado en castellano, cuando la mayoría de las personas que acuden de Tehuantepec, San Mateo de Mar, San Blas Atempa y Juchitán de Zaragoza, solo saben desenvolverse en su lengua materna.


Cientos de mujeres zapotecas y huaves, principalmente, acuden al mercado central, pues esa es la forma en que subsisten estos antiquísimos pueblos y no es más que con el comercio de diversos productos que traen al puerto de Salina Cruz.


Es por necesidad


Varias de estas emprendedoras que están al día con la venta de su mercancía, comentaron que en el puerto no ha habido una amplia difusión de las recomendaciones por el COVID-19 en sus idiomas, ni en los filtros de seguridad ni en las cercanías del mercado.


Estas mujeres, que la mayoría son jefas de hogar en sus pueblos, y que todos les reconocen que trabajan una barbaridad para el sostén de sus familias, opinaron sobre la falta de información en su idioma, en relación al tema del coronavirus, primero, y segundo dadas sus posibilidades, les es difícil cumplir con algunas de las medidas recomendadas.


"Es difícil, realmente es muy difícil para nosotras, adquirir cubrebocas para toda la semana, no tenemos ingresos suficientes para costearlo, y luego traemos nuestros hijos, nos ayudan a vender, las ganancias que obtenemos apenas alcanzan para comer, para llevar lo que se va a comer al día siguiente", dijo una mareña mientras ofrecía nopales.


"La necesidad nos obliga a venir, no estamos quitando el trabajo a la gente de aquí, venimos, vendemos la mercancía y nos vamos, los que venimos de nuestros pueblos; nuestros padres nos enseñaron esto, somos comerciantes, no sabemos hacer otra cosa, ustedes lo pueden ver", indicó un blaseño vendedor de cocos, con su característico acento.


Las consecuencias del "dejar hacer"


Sobre la renuencia de algunos locatarios y comerciantes para acatar las medidas higiénicas, varias han sido las críticas que funcionarios municipales han realizado, incluso, cuando se ha querido someter se ha hecho por la fuerza, lo que provocado grescas entre comerciantes uniformados.


Y es que, tras alegar que no tienen otra fuente de ingresos, algunos comerciantes se han opuesto a las disposiciones que el Ayuntamiento ha impulsado, en seguimiento a los decretos de los gobiernos federal y estatal para contener el avance del coronavirus en el puerto.


En tanto, líderes de diversos sectores en el puerto, han señalado diversas personalidades que desde 1980 a la fecha, el ambulantaje ha ido creciendo de forma desmesurada en las cercanías del mercado Ignacio Zaragoza; amplios espacios fueron concesionados de forma paulatina en pasadas administraciones municipales que, dominadas por la avaricia, lucraron con la necesidad de mucha gente.


Entregaron aceras, camellones y pasillos en las proximidades de la central de abasto y hoy son a quienes pretenden obligarlos al cierre de sus negocios apenas con algún aviso, exhorto o recomendación por parte de la autoridad municipal sin mayores miramientos, con todo y que esta gente a veces solo "parlotean" el castellano.