Vivir en la calle en San Mateo del Mar, Oaxaca
A mi me enseñaron que los hombres no lloran, ¿cómo no hacerlo si este dolor es mucho más fuerte que yo?, pregunta Rodrigo Miranda, mientras contrae con toda su fuerza entre sus brazos a su pequeña hija de cinco años y su mirada es una conjugación de tristeza y terror; Rodrigo aún no se explica cómo sucedieron las cosas, cómo su patrimonio construido con tanto esfuerzo y sacrificio, quedó bajo los escombros en tan solo 40 segundos.