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Hacedores de baúles, guardianes de tradición

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN, Oaxaca.- Elvis Jiménez es un arquitecto juchiteco que en sus ratos libres, desde hace más de 20 años, colecciona y reconstruye baúles antiguos, algunos con más de un siglo. Lo mismo los exhibe en museos que los vende a artistas como Graciela Iturbide.


Todo comenzó como una forma de aportar su granito de arena al rescate de los objetos y espacios tradicionales de la ciudad. Como arquitecto llevó sus conocimientos a la reconstrucción de los corredores y las casas tradicionales.


En este proceso se fue topando con fotografías antiguas y baúles, estos últimos los fue adquiriendo hasta lograr conformar una colección sustanciosa de hasta más de 30 piezas originales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.


Más que un objeto decorativo


El baúl, según explica el restaurador, es para los zapotecas más que un objeto decorativo y relacionado con la mujer, también está ligado a procesos religiosos y el arca que guarda los bienes preciados de la familia.


“Los baúles en Juchitán son el legado de las abuelas y bisabuelas, no sólo porque en el guardaron sus alhajas y pertenencias; como la ropa de fiesta, los documentos patrimoniales y las velas del altar, si no que atesoraba el ombligo de los hijos que se concentraban en una vasija con tapa de plato a modo de urna dentro del baúl, algunas familias registraban el nacimiento de sus hijos y hasta de hechos memorables como bodas y mayordomías; en la parte interna de las tapas; se pegaban en el siglo XIX las marcas de sedas y muselinas que se traían de barcos desde Salina Cruz y estampas de los productos franceses, marcas de vinos y licores”, detalla.


La evolución


Actualmente en Juchitán son pocos los hacedores de baúles, este oficio pasó a manos de carpinteros, pero no todos las elaboran, por lo detallado que resulta fabricarlos y por lo tanto costosos, por lo que los clientes prefieren los muebles modernos como clóset o roperos, que al final son más ostentosos, algunos más baratos que los baúles.


Elvis Jiménez, que se ha enfocado a investigar la evolución de este mueble, explica que los baúles fueron sufriendo cambios a través del tiempo, ya que los más antiguos hallados en Juchitán eran pequeños y en forma de cofres con refuerzos metálicos en costados y esquinas.


“Eran de base desarmable en forma de tijeras (de estos quedan muy pocos y probablemente el estilo proviene de la época colonial). En el siglo XIX encontramos baúles de tijeras muy elaborados y de mayores dimensiones algunos con tallados o con incrustaciones de madera de tepehuaje y zabiguini, así como con algunos detalles de pintura al oleo para marcar iniciales”.


A finales del siglo XIX y principios del XX, detalla, aparecen los baúles con base torneada, en los años 40 y 50 se le agregaron nichos que tenían   pinturas o fotografía de la propietaria del baúl. En los 60 son más floridos y más innovaciones, tal y como los conocemos ahora.


Elvis requiere más de un mes, dependiendo del daño del mueble, en repararlos, porque todo el proceso es artesanal, en muchos casos requiere de la participación de un carpintero para elaborar piezas y algún herrero, en el caso de la reconstrucción de los dibujos él personalmente limpia y vuelve a pintar, respetando el dibujo original.


Al rescate


Manuel Hernández Rincón es un ingeniero industrial de 30 años, igual que Elvis, en sus ratos libres y después del trabajo, reconstruye y elabora nuevos baúles. A diferencia del arquitecto, éste ingeniero decidió innovar en la decoración con sus propios diseños pues es artista plástico.


Desde hace dos años se asoció con su padre, carpintero, para elaborar baúles nuevos ante la demanda como objeto ornamental dentro y fuera de la región. La plataforma de mercado que Manuel utilizó fueron las redes sociales, principalmente el Facebook. Fue tanto el éxito que en este corto lapso de tiempo ha elaborado 50 nuevos baúles, sin contar las reparaciones.


Su trabajo ha llegado hasta los Estados Unidos, de igual forma se han colocado en diversos estados del país. El aprecio que le dan al objeto y a sus diseños le aseguran el precio, dependiendo de lo elaborado de los diseños, van desde 8 mil pesos a 20 mil, el mueble más caro que ha logrado vender.


El proceso de un baúl nuevo le toma a Manuel de 15 días a un mes de trabajo. En la primera etapa entra la mano del carpintero con la elección de la madera, que siempre es huanacastle o cedro. El más caro es el cedro. En la segunda etapa entra la decoración y en la tercera etapa regresa al carpintero para colocarle las jaladeras y el barniz.