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Pide obispo de Tehuantepec acoger a migrantes

Foto(s): Cortesía
Redacción

El obispo de la Diócesis de Tehuantepec, Crispín Ojeda Márquez convocó al presbiterio, a religiosas, seminaristas y laicos a redoblar esfuerzos para construir la paz y acoger con hospitalidad a los migrantes en tránsito por esa región.


En su mensaje de Cuaresma 2019, el mitrado invitó a prepararse para celebrar y vivir una vez más la Pascua del Señor, recorriendo el camino cuaresmal mediante la conversión al Señor, a través de la meditación de la palabra de Dios, el ayuno y el amor servicial al prójimo, sobre todo al más pobre y sufriente.


“La conversión significa un regreso al Señor del que nos habíamos alejado, a causa de nuestra soberbia y pecado, por lo que es también un retorno a nuestro prójimo”, señaló.


Por esto, demandó construir la paz en la diócesis, desde las familias y los barrios, para volver a Cristo, el príncipe de la verdadera paz, y así “dar la espalda a toda forma de agresividad y a toda clase de violencia”.


“Miles de hermanos mexicanos han sido perjudicados mortalmente[tab]por la delincuencia y la violencia que campea en el país y en nuestra región. Este grave problema nos ha hecho caer en el abismo más[tab]profundo de la deshumanización”, asentó.


Además, pidió a Dios conceder el don de la compasión de Jesús y las entrañas de la caridad cristiana para ser hospitalarios con los migrantes y encontrar las maneras y los medios de servirlos, porque aumenta cada día el flujo migratorio de[tab]hermanos de Centroamérica y de Sudamérica.


“Nuestro territorio, el[tab]Istmo de Tehuantepec, ha sido durante siglos tierra de paso de migrantes y también tierra hospitalaria, por razones[tab]forzosas de pobreza y de violencia”, señaló.


De esta manera, destacó que ha pedido al Decanato Centro organizar y poner en marcha un dormitorio y un comedor para acoger a los hermanos centroamericanos.


Aparte de esto, hizo suyo el mensaje cuaresmal del papa Francisco y pidió cuidar la “casa común, la ecología, tan contaminada, devastada y explotada irracionalmente”.


“Sólo entonces, habrá una nueva sociedad de hermanos y un planeta habitable”, refirió.


Para atender el llamado del papa Francisco, invitó a la comunidad diocesana a cuidar la naturaleza y sus abundantes recursos, plantando y cuidando un árbol en los patios y barrios, sobre todo, en las parroquias enclavadas en regiones deforestadas.


“Así, ofreceremos al mundo un alegre signo pascual”, apuntó.