Pasar al contenido principal
x

Lleva Princesa Lagarto la paz a Huamelula, Oaxaca, tras casarse con edil

Foto(s): Cortesía
Redacción

SAN PEDRO HUAMELULA, Oaxaca.- La Niña Princesa Lagarto, bautizada el 29 de junio con el nombre de Emma Elizabeth Santiago “Cucú” García, fue aceptada en matrimonio por Víctor Aguilar Ricárdez, presidente municipal de San Pedro Huamelula, tras un largo diálogo con los mareños, quienes presentaron a la princesa ataviada con un traje de novia en el Palacio Municipal.


Con esta ceremonia, el pueblo Chontal de San Pedro Huamelula culminó la celebración anual en honor a su santo patrono, San Pedro Apóstol, la cual enmarca un rito indígena aún más antiguo: el pacto del cielo y la tierra, para lograr la paz y el equilibrio entre los pueblos vecinos y la misma naturaleza.
 


El bautizo


De manera solemne, la Princesa Lagarto fue llevada por los mareños al templo de San Pedro Apóstol -una construcción que data del siglo 16, ubicada en lo alto de la colina-, a las 10:00 horas. Las campanas sonaron y la comunidad se reunió para esta celebración.


 



La Niña Princesa Lagarto y su madrina.

 


Al finalizar la misa católica, la Princesa acompañada de los mareños, negros y los turcos, ofrendaron danzas al santo patrono dentro del templo, para después celebrar en el palacio municipal, con música, bailes y estofado de res.


José Manuel Santiago, Primer Capitán de los mareños y padre de la Princesa Lagarto, esperó cuatro años para tener este honor, durante los cuales participó activamente en esta celebración, a pesar de que por razones de trabajo radica desde hace años en la República de Guatemala.


La  madrina, Diana Laura Pomposo -de 23 años-, estudiante de la licenciatura en Enfermería, dijo que participar en esta tradición es una forma de contribuir con su pueblo, para fortalecer esta tradición que distingue a San Pedro Huamelula entre todos los pueblos de Oaxaca.
 


La tradición


Juan Espinoza Hernández, regidor de Usos y Costumbres, explicó que esta tradición inició décadas después de la construcción del templo católico, edificado por frailes dominicos en el año de 1703, y que desde entonces ha tenido modificaciones; sin embargo, aseguró, la esencia prevalece.


En esta tradición se entremezclan mitos prehispánicos y católicos, así como hechos históricos entre los que destaca la guerra entre moros y cristianos, y la propia guerra entre chontales y los ikoots de San Mateo del Mar, así como la lucha de pescadores de la costa de Oaxaca contra los piratas holandeses, y finalmente como una remembranza de la conquista española, afirma el historiador.


Todo inicia el 23 de junio con las danzas y representaciones teatrales de la pugna entre personajes como “negros”, “turcos”, “mareños", muliatas” y “caballeros” que luchan entre sí por la supremacía del territorio, y culmina el 30 de junio, con una fiesta donde los chontales retoman el control de su pueblo, a través de enlaces matrimoniales.


 



Los Caballeros, vigilantes del pueblo chontal.

 


Al respecto, el presidente municipal de Huamelula, Víctor Aguilar Ricárdez, dijo que para él es un honor cumplir con esta ceremonia en la que el pueblo noble de los chontales cede bienes materiales y acepta nupcias con la princesa de los ikoots (huaves), así como acepta a la princesa de los “negros” y paga por “muliatas” -hombres vestidos de mujer-, y compra mercancías a los “turcos”, con el objetivo de alcanzar la paz y el equilibrio para todos.
 


El día


El 30 de junio, los 5 grupos de danzantes caminan por las calles con música, tratando de “conquistar” a las personas que se encuentran en su camino; de acuerdo a la tradición antes sólo eran 12 personas las que participaban por cada grupo, ahora no se restringe el número de danzantes, lo que permite la participación de niños y jóvenes.


 



La fiesta es en honor de San Pedro Apóstol.

 


La ceremonia no guarda mayor solemnidad que el respeto y la reverencia que se merece la Niña Princesa Lagarto, pero a la usanza de la costa, los diálogos discurren entre alusiones sexuales, que de una u otra forma comprometen a la autoridad municipal para “responder” por los “ultrajes” cometidos en contra de la Princesa Lagarto o contra “mulatas” o contra la “Niña” de los “negros”.


De manera jocosa retoman en su discurso aspectos de lo que vive el pueblo cotidianamente, las nuevas tecnologías como las redes sociales en internet, los bloqueos carreteros, entre otros aspectos de tinte político y social.


El momento solemne llega con la reminiscencia de los ritos más antiguos de los chontales: los mareños ofrendan mezcal, pozol y caldo de pollo a las autoridades, quienes comen hincados en un semicírculo; tras este cortejo y la aceptación del casamiento, las autoridades bailan uno a uno con la princesa, entre atarrayas y máscaras, el pueblo Chontal celebra la paz en Huamelula y pide a la naturaleza y a los dioses prosperidad para los suyos.