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Tlacotepec, en días de la Santa Cruz Pasión Verde

Foto(s): Cortesía
Redacción

MAGDALENA TLACOTEPEC, OAX.- Los cohetes en la casa del Padrino de Toros anuncian el inicio de la celebración en Magdalena Tlacotepec. Es día de fiesta en honor a la Santa Cruz Pasión Verde y la gente lo sabe.


Cientos de personas salen a las calles, los varones xhibicudxe y las mujeres cudxeñas con canastas y traje istmeño, bailan y arrojan frutas, dulces y panes a los espectadores durante el paseo que concluirá con el sacrifico de los toros.


Mientras la gente continúa bailando frente a la capilla de la Santa Cruz Pasión Verde, el matador --en la casa del padrino-- cruza con un puñal el corazón de la bestia. La sangre brota hasta que el animal sacrificado da su último estertor. La fiesta sigue.
Al otro día, desde muy temprano, la hermandad en el tequio, el guendaliza´a zapoteca, erige la enramada. El pueblo participa como un solo cuerpo. La música de tambor y pito da ritmo al trabajo en equipo. Las mujeres forman las coronas de frutillas silvestres --“Pepe” le llaman--, adornan sus peinados con flores y preparan los alimentos: pozole, agua de arroz, tamales de dulce, aguas frescas y el plato fuerte: estofado de res.


Los varones se turnan para comer mientras terminan de “parar” la enramada para la ceremonia de la Labrada de Cera. No hay distinciones: todos trabajan, comen, beben y vibran en como un solo corazón agradecido y devoto con la Santa Cruz Pasión Verde, la que hace tiempo --aseguran-- los salvó milagrosamente de una pandemia que estuvo cerca de acabar con el pueblo.


Por la noche de sábado sigue la calenda. El domingo la Labrada de Cera y el cambio de mayordomía. El lunes: Lavada de ollas. Y el martes el casamiento de los gu shuanas, a quienes el pueblo agradece tomar la responsabilidad de realizar esta fiesta que hermana a hombres y mujeres de Magdalena Tlacotepec.