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El Canto del Cutinti, añeja tradición del Istmo, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El Canto del Cutinti es un antiguo rito que anuncia el inicio del año zapoteca. Carlos Gutiérrez, estudioso de la cultura de la región, dijo que Antonio Santos Cisneros escribió que esta costumbre prehispánica se lleva a cabo en municipios del Istmo como Juchitán, El Espinal y sobre todo Tehuantepec, donde se entona el 15 de agosto para celebrar la fiesta titular en honor a la Virgen de Asunción de María.


Con el Cutinti se recuerda el fin del año zapoteca y se despide el año viejo en Santa María. Se cantó por mucho tiempo en el "Xhibeo", el 31 de julio por La noche para recibir el primer día del mes de agosto, indicó.


Expuso que el mayordomo de la fiesta organizaba el "Xhibeo" con candiles, los cuales se utilizaban antiguamente para alumbrar las casas, consistía en un bote pequeño de lata con tapa, se hacía una ranura por donde se pasaba una mecha y el petróleo. Este instrumento se colocaba alrededor del techo de la iglesia; quienes hacían este trabajo debían tener una comunión en sí para apagar y encender las luces de manera simultánea, y desde donde se cantaba el Cutinti.


Lo cambian por campanas


Según describe Antonio Santos, dice Carlos Gutiérrez, el Cutinti era un tambor de barro con piel de jabalí, tenía un orificio arriba de la cintura del instrumento por donde se echaba agua, cambia de sonido según la ocasión. Si se llamaba a una reunión normal, le ponían poca agua; pero si era una fiesta, la llenaban a media cintura, y para anunciar peligro o una emergencia, se llenaba por completo, explicó.


La llegada de los españoles cambió la dinámica de llamar al pueblo; "nos lo cambiaron por las campanas, que ahora nos anuncian la celebración de una misa, las reuniones de los Shuanas o para casos de emergencia".


El tiempo desvirtuó el sentido del Cutinti y las personas no sabían su significado, y como muchos cantaban los versos con groserías y agresiones en contra de los mayordomos y principales del barrio, fue suspendido en 1962.


El historiador Carlos Irribarren Sierra, oriundo del barrio de Santa María, se interesó en conservar el canto y los rescata en 1989. Posteriormente, Antonio Santos Cisneros, conocedor de las costumbres de la región del Istmo, continúa con esta labor.