TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El obispo de la Diócesis de Tehuantepec, Crispín Ojeda Márquez, ofició la misa de Domingo de Resurrección a puerta cerrada y sin fieles, como medida de precaución ante la propagación del COVID-19.
El Domingo de Resurrección, una de las celebraciones más importantes para los creyentes católicos, se celebró en la capilla de El Sagrario y sólo tuvieron participación religiosos y religiosas de la diócesis.
Ante la contingencia sanitaria provocada por el coronavirus, por primera vez la iglesia lució vacía.
Este día, los católicos no pudieron estar presentes para fortalecer mediante la Resurrección de Jesús, su esperanza y confianza en sí mismos y en sus semejantes.
El obispo Crispín Ojeda Márquez señaló que la Resurrección de Jesucristo anima a los católicos comprometidos a ver la vida de una manera diferente.
La misa de este domingo fue presidida por el décimo obispo de la Diócesis de Tehuantepec a las 12:00 horas en la capilla de El Sagrario, ante un reducido número de asistentes y a puerta cerrada.
El obispo invitó a los feligreses desde el inicio de la Semana Santa, a celebrar estas fechas colocando un distintivo en sus casas para no exponerse al contagio del coronavirus.
Para el Domingo de Ramos les pidió reunirse en sus hogares acompañados de sus familias. Desde el seno del hogar, les encomendó encender una vela y colocarla cerca de la cruz.
A la Hora Santa volver a poner las fotos de la familia para el momento de la bendición con el Santísimo.
Aconsejó mantenerse cerca de Dios en estos tiempos de crisis, para superar la pandemia del coronavirus.
