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Ser fiel a Dios en tiempos difíciles, pide obispo de Tehuantepec

Foto(s): Cortesía
Redacción

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El obispo de la Diócesis de Tehuantepec, Crispín Ojeda Márquez, exhortó a la comunidad católica a permanecer fiel a Jesús. La vida de un cristiano es ser fiel en todo momento, de modo que no caiga en la desesperación, dijo. 


En su acostumbrada homilía dominical celebrada en la capilla anexa a la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, expresó que todos vivimos experiencias dolorosas en algún momento de nuestra vida. Es normal sentir tristeza y hasta depresión, sobre todo durante esta pandemia. 


El obispo seleccionó para su meditación del día a Ana, una mujer desconocida para muchos, pero que destacó por su fidelidad a Dios. Ana no se apartaba del templo ni de noche ni de día, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones, cita el Evangelio de Lucas. 


La fidelidad debe ser una característica del creyente que nace de su fe y del amor de Dios, la cual debe expresar a los demás hermanos. Un ejemplo clásico de no ser fiel a sus principios, sucede con un matrimonio que a los dos años de casados se separan. 


Ana fue fiel a Dios en el sufrimiento, en la tribulación, en las pruebas y en las circunstancias dolorosas en las que a uno le resulta difícil mantenerse en su fe. 


El libro de Lucas describe que Ana estuvo casada siete años y después quedó viuda, y probablemente sin hijos. Por lo que se deduce, que pronto le faltó a la mujer el apoyo económico y moral. Ella debió conocer muy pronto la soledad y el desamparo. Tenía motivos suficientes para estar enojada con Dios, así como muchas personas que, en algún momento de su vida, afirmó el obispo. 


El jerarca de la Iglesia Católica aseguró que Ana encontraba consuelo en estar con el Señor todo el tiempo.  


Monseñor Crispín Ojeda dijo que en su antigua parroquia, antes de ser obispo, conoció a una familia muy comprometida con la iglesia. Participaban en los trabajos pastorales, pero un día tuvieron un golpe de suerte en su negocio, se hicieron ricos. Desde entonces, se alejaron de la parroquia, dejaron de participar. La riqueza material los apartó de la fidelidad al Señor. 


Así sucedió con la tribu de Aser que describe la Biblia, pronto tuvieron prosperidad y se dejaron llevar por la inmoralidad de los pueblos paganos vecinos. Cayeron en la idolatría, la rivalidad  y las injusticias. 


El resultado fue que la tribu quedó arrasada al grado de desaparecer para siempre de la historia. Pero Dios es fiel a sus promesas, y hubo una sobreviviente de esa tribu, llamada Ana, ya que fue fiel al Señor en todas las circunstancias.