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Tras sismos, el infierno de Juan Chana

Foto(s): Cortesía
Redacción

“Entonces su esposa (Job ) le dijo: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete! Pero él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Recibiremos de Dios el bien , ¿y el mal no lo recibiremos ? ”En todo esto no pecó Job con sus labios”, Job 2:9-10.


JUCHITÁN DE ZARAGOZA, Oaxaca.-Juan ha sido víctima de las calamidades que han llegado una tras otra, pero sigue de pie, con la esperanza de reconstruir su casa. Más de un año viviendo entre carpas y lonas no lo han derrumbado.


El terremoto del 7 de septiembre destruyó su casa; en un fraude, perdió gran parte del recurso para reconstruir su vivienda, quedando sólo en los cimientos, además de que él y su esposa requieren ser dializados.


Juchitán de Zaragoza lo ha visto envejecer, sus vecinos lo definen como una persona alegre, "inclusive después del sismo, nunca perdió la sonrisa", dicen los que lo conocen, "sus bromas son muy conocidas en las calles de la ciudad.



"Mi nombre es Juan Jiménez, mejor conocido como Juan Chana, tengo 61 años, pasamos desgracias nosotros, a un amigo arquitecto le dimos dinero para la construcción para que termine la casa, aunque sea en obra negra, pero desgraciadamente se llevó 55 mil pesos y ya no pudimos terminar la obra", dice Juan con la mirada pérdida.



El viento mece las lonas de la improvisada vivienda de Juan Chana, el mangal que habita en su patio desde hace muchos años le da una protección adicional, pero no es suficiente.


Casa tradicional, en ruinas


La vivienda en la que habitó gran parte de su vida tenía más de 150 años de construida. Una enorme casa de teja, que pasó de generación en generación, hasta ese fatídico 7 de septiembre, que la dejó en ruinas.


Los plásticos de su vivienda comienzan a rasgarse, al ser pequeña, las cosas que les han regalado se han ido acumulando y el espacio ya es insuficiente.



"Tengo cuatro hijos, dos varones y dos mujeres, ya grandes, nosotros vivimos solos", dice Juan Chana, "vivimos en la calle y debemos esperar a ver quien nos pueda ayudar, nosotros ya estamos grandes y no podemos juntar dinero".


Lluvia, complica el panorama


Cuando los recuerdos llegan a su mente, lágrimas se deslizan por sus ojos. La lluvia ha sido uno de sus adversarios, si de por sí la vida era difícil, cuando llegó la época de lluvias, los esfuerzos por vivir se duplicaron.



"Esto no se le desea al peor de los enemigos", afirma Juan Chana respecto a su forma de vida, "mi señora es dializada, yo soy dializado. A mi señora ya se lo quitaron, pero por cada operación fueron 80 mil pesos".


El sueño de Juan Chana es ser comunicador, por lo que cuenta con una radio comunitaria, desde donde intenta ayudar a las personas más necesitadas. Para sobrevivir, "la hace" (sic) de músico, electricista, plomero, el trabajo que encuentre.



Como el buen Job, aún cree en un ser divino y que las cosas pasan por algo, Juan Chana no se da por vencido y espera que pronto su infierno termine, "Dios existe", finaliza su relato.


Isabel Morales, esposa de Juan Chana, tien 62 años, es menuda de complexión, pero de un carácter inquebrantable. Tras los lentes esconde unos ojos que han luchado con la vida, con los sismos y con la lluvia.


Ahora mismo, los dos ancianos están en un dilema, la salud o la casa, con ambos dializados, el poco dinero que tenían se fueron en los medicamentos y en las operaciones, aún así afirma que no se cansa de darle gracias a Dios por haberlos salvado.