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Los defraudados de Juchitán

Foto(s): Cortesía
Redacción

Más de 200 víctimas que perdieron su casa tras el sismo del 7 de septiembre de 2017 en Juchitán, Oaxaca, fueron defraudas por constructoras inmobiliarias que prometieron edificar una casa a cambio de los 120 mil pesos que les depositó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en su tarjeta Bansefi del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).


Uno de ellos es Juan Castillo, un hombre de 85 años que hasta antes del sismo había vivido en la casa que le heredó su madre en Juchitán, pero que el terremoto de aquella madrugada le derrumbó.


Tras el colapso de su patrimonio, la Sedatu clasificó su vivienda como pérdida total y le entregó una tarjeta con 90 mil pesos para que la reconstruyera, 30 mil más en efectivo para la compra de materiales. En su desesperación por tener un techo, confió los 120 mil a una constructora que se supondría le edificaría un nuevo hogar a bajo costo.



 


Don Juan cuenta que todo comenzó cuando la constructora Hiram Habif, dirigida por Federico Irán Cabrera, se acercó a él ofreciéndole la construcción de una casa de una planta con dos habitaciones, un baño con drenaje, un tinaco, regadera, ventanas, puertas, techo de concreto y hasta los acabados, pero que al final solo entregó un inmueble en obra negra con un techo al que se le trasmina el agua.


“Nos ofreció todo, un casa decente y por eso le di mi tarjeta con los 90 mil y 30 mil más en efectivo, pero este canijo solo obtuvo las tarjetas y el dinero y se fue, desapareció. Lo he ido a buscar y le marco al número de teléfono que nos dio, pero nada. Pareciera que se lo trago la tierra”, expresa el hombre mientras quita una lámina del marco de la puerta de su casa; mientras, señala los castillos incompletos de la construcción.


Actualmente, el hombre ya no puede trabajar, una lesión en la columna le impide cargar objetos muy pesados y el caminar por trayectos muy largos.


“Yo trabajé mucho tiempo en la obra y era albañil, pero una lesión me dejó todo chueco y por eso dejé ese empleo. Antes de esta tragedia yo decía: ‘Para qué me esfuerzo si ya tengo un hogar’, nunca imagine que a mis 85 años tendría que empezar de cero o peor aún, andar persiguiendo a un aprovechado”.



 


Según las cifras oficiales de Sedatu, en Oaxaca hay al menos 30 quejas contra dos empresas constructoras que defraudaron a damnificados tras los terremotos de septiembre de 2017; una de ellas es Hiram Habif y la otra Grupo Deltha.


Sin embargo, la alcaldesa de Juchitán, Gloria Sánchez, asegura que solo en su municipio han recibido 200 denuncias por este tipo de delito.


“Lo que pasó es que mucha gente que estaba durmiendo en la calle se desesperó y vio en estas empresas una opción para tener un techo rápido. Nunca imaginaron que estos hombres se desaparecerían llevándose su dinero. Lo que es muy cierto es que es un problema muy grave, pues de ser confirmadas las 200 denuncias estamos hablando de que hicieron fraude por cerca de 24 millones de pesos”, comenta.


Manuel Vázquez, encargado de las quejas por fraude en el ayuntamiento, explica que han intentado interponer una denuncia ante el juez municipal, pero no las ha aceptado, con el argumento de que la acción no puede ser tipificada como un delito penal.



 


Vázquez expresa que la gente está desesperada, pues aunque tienen un contrato, este no fue avalado por un notario público y cuando ellos asisten a interponer la denuncia no hay con qué comprobar que entregaron el dinero.


“Entonces a ¿dónde puede ir la gente a quejarse, quién puede protegerlos? Nadie, la misma autoridad dice que no es delito grave, ¿Entonces, qué podemos hacer nosotros?”, indica.


El funcionario lamentó que haya empresarios que con dolo afecten a quienes lo perdieron todo y pidió actuar con firmeza para castigar a los responsables de los fraudes.


“Una gente perversa es la que hace esto, abusar de la tragedia de la pobre gente y burlarse de su necesidad, es asombroso que en plena desgracia haya gente que quiera hacer daño”, acusa Manuel Vázquez.


Mientras tanto, don Juan, al igual que las otras 200 víctimas tiene que seguir viviendo bajo techos improvisados; exponiéndose al robo de sus pertenencias, al mal tiempo y en espera de un dinero que parece no volverán a ver.



 


“Por ahora esta es mi casa, un vecino me ayudó construir con tablas mi cuartito de 2 por 2. No caben muchas cosas, pero prefiero dormir aquí que en esa casa mal hecha, pues no tiene ventas y además parece que con otro temblor se va a derrumbar. Es complicado porque para dormir debo levantar mi sillón en el que veo la tele y para comer debo levantarlo, pero ¿ya qué le hace uno? Mientras no haya solución y no den con el señor ese, pues aquí me quedo.


En tanto, la fiscalía estatal reportó que ya se ha girado orden de presentación contra los responsables de las empresas para que cumplan con los contratos de los afectados, pero estos no se han presentado y tampoco han sido localizados.


Otro de los afectados es Alfredo Martínez y su familia. Ellos a diferencia de Don Juan fueron clasificados por Sedatu como daño parcial, por lo que solo recibieron 30 mil pesos. Una vez que contaban con el dinero la constructora Hiram Habif se acercó y les ofreció reforzar la estructura, pero también se esfumaron con el dinero.