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Tras sismos, decisiones mezquinas hicieron que familias perdieran sus viviendas

Foto(s): Cortesía
Redacción

CIUDAD IXTEPEC, Oxaca.- A dos años de distancia de aquel sismo que sacudió la zona del Istmo de Tehuantepec, en las calles aún se palpa la zozobra de la gente, la inconformidad ante abusos Y abandono.


Muchos aún esperan aquella ayuda prometida ante el cambio de gobierno a nivel federal, otros simplemente decidieron volver a empezar.


El paisaje cambió por completo, las viviendas se han edificado de poco espacio, insuficiente para una o dos familias que normalmente habitaban una casa espaciosa.


El sismo sacudió a una escala mayor que el que se sintió en la tierra, a un nivel emocional y social en la vida cotidiana.


Para el ingeniero civil, Gerardo de Gyves Ramírez, experto viviendas tradicionales quien se ha empleado en la infraestructura de las mismas por más de 25 años, lamenta la omisión de autoridades y políticos en el poder, durante y después del movimiento telúrico.


Desde su perspectiva, en los diagnósticos que hicieron las autoridades, no se tomaron en cuenta la información técnica ni se buscó atemperar el estado de zozobra de las personas, al contrario, la acción que se hizo contribuyó a más caos y desorden.



Se edifican viviendas de interés social que no toman en cuenta la vivienda libre

SICOSIS, SIN ATENCIÓN


Después del temblor, una de las primeras acciones debió ser la de dar difusión pública oficial, en donde debieron explicar a las personas sobre este fenómeno natural, la importancia de mantener la calma, las precauciones, información que hubiera ayudado a bajar la psicosis e incertidumbre que en ese momento imperaba.


“Esta información hubiera ayudado, pues la mayoría vivía en la incertidumbre y el rumor fue algo que estuvo creando más confusión, incluso, las personas decían que saldría un volcán y ninguna institución hizo algo para ayudar a tranquilizar a las personas”


Improvisación


Enseguida, el gobierno improvisó unas brigadas para hacer diagnósticos y calificar la situación de las casas, todos coincidían que se debían tirar, incluso aquellas donde las columnas y castillos se encontraban en buen estado.


Las viviendas representaban un patrimonio económico y moral para las familias, pues estas habían sido heredadas de generación en generación.


El ingeniero De Gyves tuvo conocimiento de varios casos de viviendas donde las autoridades indicaron a los propietarios a derrumbarlas por completo.


“Me llamó la atención que tres técnicos de diferentes instituciones de los órdenes local, estatal y federal coincidieran en algo tan drástico como indicar que tiraran la vivienda, entonces deduje que todo era más que una directriz que ya venía y se fue corroborando por que las brigadas acudían a las viviendas y sin revisar correctamente las casas les colocaban un folio”


Muchas viviendas que el sismo no derrumbó, y que han resistido las réplicas siguen de pie, pero la decisión de las autoridades fue drástica y originó temor en los habitantes, pues a la mayoría les indicaban que salieran de sus casas pues en cualquier momento podían derrumbarse.


“Las personas estaban en desconcierto, nadie les orientaba de manera correcta y no sabían qué hacer, además la tristeza y temor de ver sus casas fisuradas y desconocer de temas de infraestructura no ayudó en nada”


Dinero y oportunidad


Para el experto en ingeniería, las cúpulas de poder vieron en el desastre dinero, y se orquestó un plan para que el recurso se aplicara y al mismo tiempo regresara a las arcas.


En un primer momento, se mandó a un grupo de personas para que colocaran folios en las viviendas y después, otras personas pasaron de casas en casa con un padrón y máquinas para derribar las viviendas.


Las personas veían como acababan con su patrimonio y no sabían ni a quien cuestionar esta decisión. Sobre todo porque hubo presión de las instituciones, afirmando a los habitantes que si no derrumban su vivienda, no iban a ser acreedores de una tarjeta con apoyos.


“Es decir, había una insistencia institucional y de las empresas para que se tiraran las casas porque hubo dinero de por medio, el gobierno había pagado por una demolición y se tenía que hacer”


El ingeniero civil, Gerardo de Gyves Ramírez, asegura que hubo una reunión entre la la ex titular de Sedesol y Sedatu, Rosario Robles y constructores, donde la ex funcionaria aseguró que necesitaban libres los terrenos para que las empresas pudieran construir.


Esto con el fin de que el presidente pudiera inaugurar en enero del siguiente año al menos 5 mil viviendas, una acción política, dando un mensaje de que no les importaban las casas, el material, y el desperdicio.


Algunos constructores se negaron por la falta de tiempo para poder edificar esas viviendas, fue entonces que la respuesta fue que se le llamaría a las grandes constructoras.


Patrimonio


Tras la implementación de estas acciones, se perdió el patrimonio económico, familiar y cultural, todas representaban la vida de una familia, herencia, vivencias.


Se implementaron edificaciones no aptas para las familias, mismas que no son adecuadas para el clima, sin corredores o patios, sin ese estilo de vida libre que se perdió por la falta organización, información y orientación.


“Pero en ese momento no les interesó, lo que les interesaba era demostrar que supuestamente se hacía algo para la gente, pero a modo, pues no salvaguardaron a las familias ni el patrimonio”


CENAPRED


Demoler para construir no era la mejor ni la solución más barata, ese era el llamado, pero las instituciones no escucharon y fue difícil luchar contra esa estructura para las personas como el ingeniero De Gyves que buscaban salvar la vivienda tradicional.


Sobre todo porque a nivel federal existe una cartilla breve para el refuerzo de la vivienda rural de autoconstrucción contra sismo y viento, elaborado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres, de la Secretaría de Gobernación.


Cartilla que fue desconocida durante todo el procesos del sismo, y la cual contiene una serie de indicaciones, sobre lo que sucede cuando un sismo se suscita en las viviendas tradicionales.



El ngeniero civil, Gerardo de Gyves Ramírez especialista en viviendas vernáculas.

Este documento pudo haberse implementado y salvado a las viviendas vernáculas de la región.


“Las características de la vivienda tradicional que se construyó a lo largo de muchos años, es una experiencia acumulada de sabiduría local donde fueron adaptando materiales y características acorde a las necesidades y al clima, todo eso se borró al negarles valor e inculcarles a las personas ideas manipuladas”


Testimonios


Lucía Santiago Toledo, de 67 años de edad, es vecina de Ciudad Ixtepec, y del ingeniero De Gyves, ella acudió a este último a solicitarle asesoría con su vivienda, fue gracias a él que evitó que demolieran su casa ante la insistencia de representantes de las instituciones.


A ella le proporcionaron una tarjeta que 120 mil pesos para edificar su vivienda, mismos que no resultaron suficientes, pues su hijo y esposo, este último jubilado, debieron solicitar un préstamo con un plazo de cinco años para pagar.


Además, Lucía tuvo que deshacerse de la herencia de su madre y vendió las joyas que durante las fiestas patronales lucía con su vestido aterciopelado de gala.


Recuerda que, al ver su vivienda dañada, sintió mucha tristeza, pues en ella había nacido su mamá, ella y sus hijos.


Afortunadamente contó con la asesoría del ingeniero y pudo salvar su casa tradicional, pero aún falta repellar, instalaciones eléctricas, edificación del corredor, entre otras, ante esto, solicitó auxilio del gobierno federal para poder hacerle frente no solo a las deudas, si no al desazón de una vivienda inconclusa.


“Si hubiera permitido que demolieran la casa, no se como estuviéramos ahorita, la verdad es que agradezco a Dios la asesoría que tuve”


En Asunción Ixtaltepec, sobre la calle Galeana esquina 5 de Mayo, la familia Solís perdió su vivienda, después del sismo la demolieron y posteriormente una Asociación Civil de Alemania llegó con la intención de ayudar.


Les edificaron un espacio de dos por cinco metros de lámina plastificada, para que las familias se cubrieran de las inclemencias del tiempo.


El espacio fue abandonado por la escasa ventilación; el calor sobre la lámina plastificada generaba un clima insoportable; debieron mudarse y rentar un cuarto, mientras, albañiles se encuentran en el terreno edificando dos habitaciones para que la familia pueda vivir.


Las personas que viven frente de ellos debieron salir de la comunidad y viven en Oaxaca; en el terreno se edificó un departamento de tres cuartos y un baño, ahí vive el señor Andrés y su familia, quienes se quedaron en resguardo de la vivienda.


Es una edificación pequeña, con un techo de no más de 2 metros de altura, Don Andrés asegura que sirve sólo como bodega, pues el bochornoso calor que se siente al interior es inaguantable.


Apenas tiene una ventana para la ventilación y su puerta es pequeña, la familia prefiere pasar el resto de las horas en el exterior, donde pasan la mayor parte del tiempo, pues adentro no se puede ni dormir, pero es lo que hay y para lo que alcanzó el recurso.