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Santa María del Mar, Oaxaca, en las costas del olvido

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN, Oaxaca.- El descontento en Santa María del Mar es palpable. “Ya vamos para nueve años sin camino, sin energía eléctrica, ya nos cansamos”, dijo el agente municipal Matías González Martínez; no se puede evitar oír el tono de decepción en su voz, señala la falta de interés del gobierno estatal para resolver la violación de los derechos humanos de los habitantes de este poblado ikoots.


En la última reunión de las autoridades "huaves" -como son más conocidos- con el gobernador Alejandro Murat el pasado 16 de febrero en la capital del estado, en dicho encuentro el mandatario estatal se comprometió a brindar las primeras respuestas a las demandas.


Sin embargo, el gobernador no acudió con las autoridades municipales y locales de Santa María del Mar el pasado 28 de febrero, cuando se comprometió a instalar una comisión que se encargaría de destrabar el problema de aislamiento forzado que vive la comunidad desde hace más de ocho años.


Acompañado del juez y el secretario municipal de la agencia, el representante del pueblo ikoots de Santa María del Mar en su estancia en esta ciudad, dijo que estaban muy interesados en exponerle a los representantes federales y al propio gobernador la situación.


“Para ver la necesidad que tiene Santa María del Mar, sobre el camino y la energía eléctrica, él (gobernador) nos dijo allá en Oaxaca que el 28, ahora sí, vamos a ver el problema de ustedes y lo vamos a resolver; por eso vinimos varios para escuchar y llevar una solución a Santa María del Mar”.


Para los representantes mareños, la comisión con altos funcionarios, con capacidad de resolución, no ocurrió porque solamente le dieron más vueltas al asunto.


“Llegaron unos funcionarios de gobierno y no trajeron nada, no trajeron nada importante, una cosa segura, cosa que ya está, nada, no nos dieron ninguna respuesta buena, nos quedamos sin nada”.


Con una profunda tristeza, emoción acumulada en un pueblo con siglos de acorralamiento en las costas istmeñas, el agente de Santa María reiteró: “Por eso yo quiero que el gobierno escuche; dónde está su palabra, que no nos engañe”.