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Entre el miedo y la fe: reparan templo en Juchitán

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN, Oaxaca.- A pesar de las grietas que evidencian los daños que enfrenta el templo, fundado por los frailes dominicos, la devoción de los juchitecos no se fractura; San Vicente Ferrer, su santo patrón, llegó al lugar en 1551, a través de estos sacerdotes y actualmente es el máximo símbolo de fe de este pueblo istmeño.


Hace dos años, un sismo de gran magnitud derribó parte de la estructura más importante en esa comunidad zapoteca; la iglesia principal colapsó y al momento no hay fecha para que la parroquia vuelva a ser la misma. 


Los trabajos están a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero estos avanzan con lentitud, y no porque no se quiera avanzar, aclaran, sino por el intento de dejarla lo más semejante a lo que era antes del sismo.


A dos años del terremoto, el párroco Lucio Santiago Santiago asegura que en cada aniversario, los sentimientos afloran y provocan zozobra y pesar en los juchitecos.


Para la gente, los comunicados y la palabra del gobierno sobre los trabajos a veces desespera un poco, asegura, y en la mayor parte de la población existe indignación, desesperación y angustia, sobre todo para aquellas personas que perdieron su vivienda. 



La situación actual de la parroquia entristece a los juchitecos

“Uno quisiera que los trabajos fueran rápido, pero no es posible, tenemos que ser pacientes; pero a veces las personas ven que pasan los años y poco ha cambiado”.


El sacerdote reiteró que cada año se intensifica lo que hace dos años se vivió en Juchitán; a pesar de que las personas quisieran tener una vida normal, no es posible, pues muchas familias no tienen casa y los niños van a clases a escuelas dañadas.


“Podemos estimar que a dos años no se ha normalizado la vida; de esto, apenas estamos en un 60 por ciento”, precisa.


Casa parroquial


De acuerdo con el sacerdote, los encargados de la edificación se comprometieron a entregar la casa parroquial en el mes de diciembre; pero de acuerdo a su perspectiva, la entrega se demoraría más, pues no existe un avance significativo. 


El templo aún no tiene fecha de entrega, al interior se encuentran aún las fisuras, varios polines sostienen la parte superior y trabajadores se ven salir y entrar con frecuencia.


Pero el aspecto deja mucho qué desear, pues fue removida la torre que quedaba a un costado derecho de la iglesia; así mismo, hay una veintena de polines en el lugar, además de una estructura tubular gruesa metálica.


En la fachada ahora domina el color del ladrillo, pues fue removido el revestido de las paredes, muchos ladrillos fueron acumulados, otros tantos son extraídos del interior por trabajadores del lugar. 


La gran cuadra que envuelve a la iglesia y la Casa de la Cultura, se encuentra cercada por estructuras de madera que por las condiciones climáticas se han dañado; además, alrededor hay escombros y basura. 


Al exterior está acondicionado un espacio donde se ofrece la atención a los fieles y donde se han podido canalizar los servicios eclesiásticos; “la parroquia tiene historia e identidad cultural y a pesar del área acondicionada, las personas buscan el espacio y estar en él".


El párroco Lucio Santiago Santiago comenta que se tiene que aprender a vivir en medio de la crisis, con la esperanza de que algún día las cosas se normalicen al cien por ciento.