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Tras sismo y pandemia vuelven a repicar campanas de iglesia de Laborío

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- Las campanas de la iglesia volvieron a repicar... tras años de silencio. El terremoto que cimbró a la nación hace cinco años y la pandemia de Covid-19 han quedado superados... aparentemente. 

Los mayordomos, Shuanas y ciudadanía en general, detallaban desde el jueves, los preparativos en la iglesia de la Natividad Excelsa, patrona del barrio Laborío, para el gran festejo. 

En cumplimiento al ritual católico, desde muy temprano, fueron entonadas las tradicionales mañanitas a la Natividad Excelsa. 

A las 13:00 horas, las puertas de la iglesia fueron abiertas a los feligreses.

El sacerdote ofició una misa en honor a la patrona del barrio, la iglesia lució con todas sus reliquias el esplendor de su arquitectura colonial. El templo de Laborío fue uno de los recintos religiosos recuperados por el INAH. Sin embargo, no fue abierto sino hasta hace poco, pues los años de encierro que siguieron con la pandemia de Covid-19, impedían su apertura. 

Los habitantes recuerdan, hace cinco años, siguiendo las costumbres de los pueblos, el 6 de septiembre realizaron la tradicional calenda. A temprana hora del 7 de septiembre, las campanas y cohetes anunciaban la traída de flores a "Palo Grande". De regreso, la comitiva dio rienda suelta al festejo en la enramada y, se preparaba para que en la noche, del siguiente día entonaran las tradicionales mañanitas.  

Minutos antes del 8 de septiembre, un terremoto "despertó a medio país", refiere Mario Mecott en el libro iAy nana! ¿Qué pasó? Sucedió en el Istmo de Tehuantepec. 

La fiesta en honor a la Virgen de Natividad Excelsa que celebra el barrio Laborío cada año, fue suspendida entonces por el miedo al sismo del 7 de septiembre de 2017. En aquel tiempo, los mayordomos de la fiesta solo convocarán a una misa. 

El festejo a la Natividad Excelsa es una de las costumbres que datan de tiempos antiguos. Para los pobladores son días de algarabía y convivencia con el pueblo. 

Esta celebración tiene importancia únicamente para los católicos, pues además de darle gracias a la imagen, los asistentes retoman el traje de enagua para la celebración religiosa, una costumbre que se ha perdido.

EL APUNTE

El sismo del 2017 provocó afectaciones al templo, sus reparaciones fueron encabezadas por el INAH. Aunque se habían terminado, el lugar no pudo ser abierto debido a que hace más de dos años, la pandemia de Covid-19 lo impidió. Ahora, las celebraciones se han retomado con júbilo, fe y alegría.