JUCHITÁN, Oaxaca.- Con el Domingo de Resurrección en el que se bendice el fuego nuevo y se enciende el nuevo cirio pascual, culminaron las actividades de la Semana Santa en las parroquias de la ciudad, que tuvo su auge este fin de semana.
Luego de que el Centurión recorriera las diferentes partes de la ciudad en el Viacrucis de cada viernes, en el que en la víspera se celebraron en cada capilla las ermitas con la acostumbrada venta de dulces y antojitos en sus explanadas.
En la mañana del viernes se realizó, después de tres años cancelado por la pandemia de Covid-19, el Viacrucis de la parroquia de San Vicente Ferrer en donde participaron la comunidad parroquial, las socias del Sagrado Corazón, Apóstoles, sociedades de las diferentes figuras religiosas y rezadores, que tuvo su culminación frente a la capilla de El Calvario.
“El encuentro de María con Jesús enfrente de El Calvario, fue sumamente emotivo, fue como un abrazo que se dan las dos imágenes, mientras la gente avienta flores, ramas, con una pasión y un sentimiento enorme”, dijo el padre Eleazar López Hernández
El sacerdote adscrito a la parroquia de San Vicente, identificó en los rezos y letanías recitadas a lo largo del Viacrucis reminiscencias de lo enseñado por los primeros evangelizadores hace quinientos años “conjugaron lenguas antiguas como el griego, rezos en latín, muchos cantos y rezos en lengua española algunos antiguos y otros más recientes, igualmente se hizo sentir la lengua zapoteca, las estaciones del viacrucis se leyeron en lengua zapoteca”.
Por la tarde, la sociedad del Santo Entierro y los apóstoles organizaron la procesión del féretro con los restos de Cristo, cuya procesión partió del templo provisional de San Vicente Ferrer cambiando su destino por primera vez a la capilla de El Señor de Exaltación en vez de El Señor de la Misericordia, un cambio acordado entre las sociedades, luego de que tres años que ésta última estuvo cerrada por estar el rehabilitación.
La noche del viernes se realizó su veneración y el sábado en la vigilia pascual “recibir la noticia que ha resucitado y está vivo entre nosotros”.
