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Tehuantepec carece de lectores: faltan más bibliotecas públicas

Foto(s): Cortesía
Itzel Guizar

Angel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- A Tehuantepec le falta una biblioteca pública, las que tiene son de instituciones privadas y son muy escasas. El acervo literario está reservado, por lo regular, a estudiantes que pertenezcan al mismo plantel educativo.  

La falta de bibliotecas puede incidir de manera negativa en el desarrollo de habilidades de análisis e investigación de los alumnos, carencias que pueden acompañarlos hasta el nivel profesional, según el promotor cultural Alfonso Carballo. 

Carballo sostiene que en la región hacen falta lectores, debido a que no hay espacios donde los lectores puedan leer un buen libro o consultar un texto escolar.

"La realidad lo vivimos todos los días, pues podemos observar que vamos un descenso de lectores, no solo leemos pocos, sino que adquiríamos menos libros y vamos menos a las bibliotecas públicas, porque no hay a dónde acudir", dijo. 

Afirmó que el municipio no tiene una biblioteca pública propia, en donde los alumnos o lectores de literatura puedan acudir para consultar un libro. 

Explicó que las únicas bibliotecas públicas se encuentran en Santa Teresa y La Noria, sin embargo, no cumplen con su función de acercar a nuevos lectores.  

Mencionó que hace algunos años había una biblioteca pública en la planta alta del palacio municipal, actualmente es la sala de Cabildo. La biblioteca fue desmantelada y los libros fueron trasladados a ex convento dominico, hoy Casa de la Cultura, donde funcionó como biblioteca municipal hasta antes del terremoto del 2017. 

La única biblioteca que hay en el centro de Tehuantepec pertenece a la universidad del Istmo.

El gobierno municipal del entonces presidente Martín Vásquez adquirió la antigua antigua casona y empezó con los trabajos de remodelación con el propósito de que funcionara como biblioteca pública municipal, sin embargo, antes de su inauguración fue donado a las autoridades de la Unistmo para que hiciera un mejor uso, el argumento de las autoridades municipales fue que no había personal calificado para administrar el acervo cultural.