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Elementos imprescindibles para colocar tu ofrenda

Foto(s): Cortesía
Itzel Guizar

La celebración de Día de Muertos se lleva a cabo, generalmente, los días 1.° y 2 de noviembre, pero hay personas que acostumbran a colocar su altar los días finales del mes de octubre.

Se sabe que las ofrendas de día de muertos son altares de origen prehispánico. Estos eran dedicados a distintas deidades y se colocaban en fechas diferentes. Sin embargo, la del señor de los muertos, Mictlantecuhtli, se celebraba en el mes que ahora conocemos como noviembre. Esta coincidencia fue aprovechada por los evangelizadores durante La Colonia para hacer un sincretismo entre el cristianismo y las creencias religiosas autóctonas.

Originalmente, los altares se ponían un par de días antes del 1 y 2 de noviembre, es decir, el 30 o 31 de octubre y permanecían hasta el 3. Ahora, es muy común que, debido al esfuerzo creativo que se invierte en colocarlas, se pongan antes y se quiten después. Aunque los 1 y 2 de noviembre no han dejado de ser los días principales. De acuerdo con la tradición, en esas dos fechas nos visitan todas las almas que se desprendieron de sus cuerpos, es decir, nuestros difuntos.

Cada uno de los siguiente elementos encierra su propia historia y tradición.

El agua. La fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.

La sal. El elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.

Velas y veladoras: desempeñan un papel crucial en el altar. La llama de las velas sirve como guía para que los muertos puedan encontrar el camino de regreso a su antiguo hogar.

El pan. El ofrecimiento fraternal es el pan. La iglesia lo presenta como el "Cuerpo de Cristo". Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.

El retrato del recordado sugiere el ánima que nos visitará, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.

 

 

Las calaveras de azúcar medianas son alusión a la muerte siempre presente. Las calaveras chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.

Copal e incienso: estos elementos se utilizan para purificar el lugar de los malos espíritus y permitir que el alma del difunto pueda ingresar a su casa sin peligro.

Papel picado: representa el elemento del aire y se considera uno de los cuatro elementos que deben estar presentes en cualquier ofrenda.

Comida: es preparada y ofrecida en honor a los difuntos, como un gesto de afecto. Se coloca la comida y bebida favorita de la persona fallecida.

Flores: cempasúchil, también conocido como “flor de muerto,” es el símbolo más representativo de la festividad. El color amarillo de esta flor se asocia con el sol y se cree que guía a las almas hacia el altar.