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Tepito, sede del cine más grande del mundo: tenía más de 7 mil butacas

Foto(s): Cortesía
Itzel Guizar

El amor de México por el cine data casi desde el nacimiento del Séptimo Arte. Ocho años después de la primera proyección de cine de la historia, realizada en París por los hermanos Lumiere, la capital mexicana tuvo su primera función, realizada en un local que se encontraba en la esquina de Francisco I. Madero e Isabel la Católica, en el Centro Histórico.

El romance de los mexicanos con el cine no hacía más que empezar. Durante décadas, decenas de salas de cine se abrieron en el Centro Histórico, cada una con un ambiente distinto y único. En esa fiebre por el Séptimo Arte, se abrió un local que marcó un antes y un después en la exhibición: el Cine Florida que, durante muchos años, ostentó el título del más grande del mundo.

Ubicado en el número 12 de la calle Peña y Peña, en el popular barrio de Tepito, el Cine Florida abrió en 1952 con una monstruosa capacidad de 7 mil 500 butacas, que superaba con suficiencia el aforo de salas legendarias, como el Radio City Music Hall de Nueva York, con 5 mil 960 asientos, o Le Grand Rex de París, con 2 mil 750 localidades.

A diferencia de los otros cines, su vocación siempre fue popular: no tenía espectaculares decorados, pero cada fin de semana se llenaba con lo mejor de las películas del Cine de Oro mexicano, algún concierto o presentaciones en fechas especiales, como el día de las madres o el día de reyes.

“Recuerdo que tomaba mucho tiempo llegar hasta la pantalla. Tenía 42 baños y era enorme, pero lo mejor es que se llenaba, sobre todo cuando habían películas de estreno”, detalla Salvador González, vecino de la zona.

Del estatus del cine hablan sus presentaciones. Una de las más recordadas fue cuando Pedro Infante recibió un homenaje ante miles de personas que llegaron de toda la ciudad, el 19 de julio de 1955. Dos años más tarde, la figura más grande de la época fallecería en un accidente de aviación.

Sobreviviente de las épocas de la permanencia voluntaria, cuando se presentaban dos películas y se podía verlas con una sola entrada, el Cine Florida tuvo un final trágico: en 1988, un incendio lo consumió en su totalidad. 

Luego de pasar varios años en ruinas, la enorme sala cedió su lugar a una plaza de artículos chinos, la cual ocupa actualmente el predio ubicado en la esquina de Peña y Peña y González Ortega, en el corazón del Barrio Bravo.

El Heraldo