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Desorden y desconfianza en el Istmo, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

La mayoría de las viviendas que fueron destruidas por los sismos de septiembre del 2017 en el Istmo de Tehuantepec no contaban con castillos ni cadenas ni estructuras básicas para poder mantenerlas en pie, aseguró el arquitecto Víctor Hernández Como, quien, derivado de la catástrofe, ha permanecido asistiendo en la zona.


Ahora los damnificados están construyendo sus nuevas casas, dominados por el temor de que un nuevo sismo las derrumbe, explica.


"Han caído en excesos; piden a los albañiles que se refuercen en demasía castillos, columnas, trabes, y esto genera, además de un alto costo, la incertidumbre, porque ello no te garantiza que vayan a resistir un nuevo evento".


Y es que, debido al escaso apoyo económico que las autoridades gubernamentales otorgaron a los afectados, explica el arquitecto, muy pocos de ellos están contratando a empresas constructoras o profesionistas en la materia.


"Lo han hecho y lo siguen haciendo con albañiles, con peones, que aunque tienen algunos conocimientos, no tienen los suficientes para hacer una estructura realmente resistente".


Sin planeación


Además, comenta, en esta región se está cometiendo de nueva cuenta el error de construir sin planeación, sin una logística que responda a las necesidades de la gente y del lugar en dónde se sitúan.


"En ningún momento de la historia se va a volver a presentar un fenómeno similar, entonces la misma naturaleza pone en la mesa el trabajo qué se debe hacer y no se está haciendo. No hubo ni hay logística de planeación urbana ni técnica para edificar. Se debió retirar todo y hacer un buen cuadro de necesidades por vivienda y ubicación. Todos los que nos vimos mezclados en ese fervor de ayudar vemos que en realidad nunca se ayudó".


Asimismo, refiere que la escasez de material aumenta y que lo poco que llega representa egresos exorbitantes.


"Hay un rezago en la reconstrucción también por la falta de materiales, porque no se evaluó el impacto que iba a tener una reconstrucción; hay escasez de cemento, varilla, grava, hay alzas de precio, hay muchos factores que están rodeando todos estos resultados y que se reflejan en construcciones inadecuadas, desperdiciando recursos".


El arquitecto considera que el problema en la región istmeña ha pasado a segundo plano para las autoridades y que la forma en que éstas decidieron ayudar, ha dejado mucho qué desear.


"Cayeron en el fenómeno de darle una moneda a la gente como si estuviera pidiendo limosna. Es muy complejo y lamentablemente, un fenómeno sísmico no elige el lugar ni momento, a nosotros nos pegó en un proceso electoral y allí está el reflejo: la apatía".