JUCHITÁN, Oaxaca.- Juan López Chiñas -Juanito- tendrá como 74 años y desde que tenía 15 le compraron una máquina Singer de coser usada para que aprendiera a formar en los huipiles las intrincadas figuras geométricas heredadas de los ancestros zapotecas llamada cadenilla. Durante 60 años trabajó con ella hasta que con el temblor, al caerse su casa, quedó dañada.
Desde el 7 de septiembre no podía dedicarse al oficio de toda su vida y confesaba que no hacía mas que llorar, hasta que el pasado lunes con la ayuda de la doctora Gabriela Pérez Báez, investigadora del Instituto Smithsoniano en Washington, financió la restauración de su antigua máquina de coser.
Juanito heredó la forma de bordar en los huipiles y enaguas con la máquina de coser de Chana Magariño, su maestra, y de ella supo cómo ir definiendo las figuras de las formas antiguas como la llamada “garra de tigre”, “cuadro galleta”, “charles”, “laza benda” (escama de pescado), entre otras figuras, que tiene en su memoria.
A lo largo de estos tres meses, Juanito estuvo sin realizar su trabajo de casi 60 años, un trabajo inigualable, fino, por lo que no podía con los pedidos antes del sismo, ya que muy pocas personas dominan el oficio en comparación con los bordados de aguja.
Contento y agradecido por tener nuevamente su máquina, acariciar su rueca y colocar sus pies sobre sus pedales, Juanito espera ya los pedidos para empezar a trabajar y llenar de figuras las telas.
En su casa de láminas ubicada en la Quinta Sección, cerca de la esquina que hacen las calles Melchor Ocampo y San Vicente, se escucha ya el ronroneo de la máquina de coser de Juanito.
