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Año nuevo zapoteco en el Istmo: de visita a panteones

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN.- Na Victoria comenzó el ritual de visitar la tumba de su hijo Rolando desde las 6 de la mañana de este Domingo de Ramos.


Sus hijos la acompañaron a adornar con flores la morada del líder coceísta que hace ocho meses fue asesinado en la ciudad.


La tristeza aún acompaña a la familia, pero también se nota una alegría por estar todo el día con el hijo amado, comer y  beber con él, cantar y reír con su recuerdo.


CONVIVENCIA EN EL PANTEÓN




La visita a los panteones involucra a toda la familia; los integrantes adornan con flores las tumbas. FOTO: Roselia Chaca

Por ser una tumba fresca, la familia se esmeró en el adorno; una enramada de palma verde, racimos de flor de corozo colgado, docenas de rosas y gladiolas, guiechachis y azucenas, incienso y veladoras.


Por la tarde, la música de banda regional no cesó, los tamales de iguana no pararon de repartirse entre los familiares y visitantes, la alegría y la tristeza se mezcló en la primera visita que Na Victoria le hizo a su hijo, en el inicio de la Semana Santa.


La familia gastó más de 2 mil pesos sólo en flores y veladoras, más otros dos mil en comida y bebidas, más mil pesos en música, en total la visita y convivencia en el panteón tiene un costo de alrededor de 5 mil pesos, como mínimo, dependiendo de la extensión de la tumba y del número de sepultados.


Esto no incluye las remodelaciones de los sepulcros, lo que se traduce en otros tres mil a 5 mil pesos en trabajos de albañilería y pintura.




Una vez que las tumbas lucen con adornos, empieza la convivencia de las familias con el difunto. FOTO: Roselia Chaca

Las tumbas más pequeñas, casi siempre las más antiguas, sólo llevan unas cuantas flores y una veladora, no más de 100 pesos.


Si la familia es de bajos recursos sólo se limpian las tumbas, colocan las flores por la mañana y no conviven, en caso de que así sea el gasto promedio en comida y bebida va de 500 pesos a mil pesos.


"En total invertimos como 5 mil pesos en algo sencillo, mucha gente con la crisis llega a gastar mínimo 100 pesos pero ya no viene a convivir”, describió Natalia Torres González, joven zapoteca que cumplió con el ritual de visitar a sus muertos.


En el panteón municipal Domingo de Ramos se dejó ver a cientos de familias que cumplieron con la tradición, aún con las quejas del aumento en el costo de las flores y la comida tradicional, como los tamales y los dulces.


INICIO DEL AÑO NUEVO ZAPOTECO




Los zapotecas conviven con sus muertos en la Semana Santa. FOTO: Roselia Chaca

Muy pocos zapotecas saben que la visita que realizan a los panteones en los días de Semana Santa está relacionado con el inicio del Año Nuevo Zapoteco.


De acuerdo a investigadores y especialistas, el inicio del año nuevo sucede también en marzo, según el calendario antiguo, por eso coincidía con la Cuaresma cristiana.


El año nuevo comenzaba el 12 de marzo aproximadamente, según Fray Francisco de Burgoa, cronista dominico del Siglo XVII.



El año zapoteco antiguo terminaba el 7 de marzo, a partir del cual había un periodo de cinco días que eran considerados aciagos, funestos. A este período se le llamaba Beu huini (Luna pequeña).


Era tiempo de guardar, de duelo, de angustia, de mala suerte, un período de suspenso, “donde no se sabía si la vida iba a continuar, porque se temía una catástrofe”.


Hoy se le teme a la luna nueva, a la que se le llama Beu huini, porque se piensa que el que nace con esa luna, está maldito.




El panteón cobra vida en Domingo de Ramos. FOTO: Roselia Chaca

Hace tan sólo 30 años, en Nabaana (Semana Santa en zapoteco) los libros de la iglesia se cerraban porque eran días santos, sagrados.


En la Semana Mayor nadie se casaba, ni celebraba. La alegría se reservaba para el día en que las familias visitaban a sus muertos en los panteones.


Hoy, a la Semana Santa muy poco le han dejado de sagrado, lo que no se ha olvidado es la visita a los parientes muertos.


Los zapotecas están con sus muertos hasta entrada la madrugada. Son los únicos que conviven con sus difuntos en Semana Santa en todo el país y lo hacen en correspondencia a la visita que éstos les realizaron en Todos Santos, en octubre.



La visita a los panteones comienza en Tehuantepec y luego le sigue Juchitán, Espinal, Ixtepec, Unión Hidalgo y otros pueblos zapotecas, aunque los huaves también reproducen el ritual, sobre todo San Francisco del Mar.


EL APUNTE:


El año nuevo comenzaba el 12 de marzo aproximadamente, según Fray Francisco de Burgoa, cronista dominico del Siglo XVII.


El año zapoteco antiguo terminaba el 7 de marzo, a partir del cual había un periodo de cinco días que eran considerados funestos.