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Eólica entrampa lío huave-zapoteco en el Istmo, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

La intromisión de una empresa eólica y el desinterés de las autoridades gubernamentales ha mantenido por ocho años el conflicto territorial entre Santa María del Mar, agencia municipal de Juchitán de Zaragoza, con el municipio de San Mateo del Mar.


Para el coordinador del Centro de Derechos Humanos Tepeyac A. C., Marcelino Nolasco Martínez, la capacidad histórica de los pueblos originarios de resolver sus conflictos de límites escaló a un pleito interminable porque se interpusieron intereses económicos de empresas eólicas.


El pasado lunes el Presidente del Comisariado de Bienes Comunales, José Martínez Juan, y el juez Municipal, Rey Cantero Reyes, de Santa María del Mar, difundieron una nueva carta que envían al presidente Enrique Peña y al gobernador Alejandro Murat, para recordar que desde el 18 de octubre del 2009 pobladores de San Mateo del Mar les cerraron la única vía de acceso.


Las demandas planteadas en esa carta no son recientes y se ligan a un problema por mil 393 hectáreas de terreno, no sólo por la posesión, sino por el uso que se le quiere dar.


La disputa no es “de un territorio cualquiera, sino que está en la mira de las empresas transnacionales para poner un parque eólico”, primero del Grupo Premial que convenció a Santa María para el aprovechamiento de las tierras, lo que posteriormente hizo Mareña Renovable, hoy Eólicas del Sur.


Fratricidio

Santa María del Mar acusa a San Mateo del Mar de:

El 6 de diciembre del 2009 destruir varios ranchos, robándose varias cabezas de ganado así como animales de granja y frutos de árboles ahí sembrados.

Intentar quemar viva a Margarita Guerra.

Secuestrar y torturar a dos pobladores el 10 de noviembre del 2011.

Destruir postes y robar el cableado de la red de energía eléctrica el 25 de noviembre del 2014.


Disputa ancestral


Se sabe que esas tierras en disputas originalmente pertenecieron al pueblo huave de San Mateo del Mar, quien la cedió a Santa María, una agencia formada por gente zapoteca de Juchitán de Zaragoza, a donde actualmente pertenece.


“La raíz del problema es que para San Mateo siguen siendo tierras sagradas, pero una eólica ha puesto sus ojos en esa franja que cada comunidad reclama”, y es esa intromisión la que Nolasco Martínez observa como la división entre dos pueblos que comparten familias.


“Hay indicios de que los dos pueblos dictaminaron tomar Edistancia, a grado tal que podemos entender por qué Santa María pide un puente y no quieren pasar por San Mateo del Mar”, además de que “alguien, una empresa o gobierno está interesado de que haya una entrada que no sea por San Mateo del Mar”.


El reto para las autoridades, acostumbradas a “apostarle a que los problemas en vez de solucionarse se entrampen” es demostrar que tienen interés de que se genere una solución, sobre todo en un entre pueblos indígenas que “geopolíticamente han sido arrinconado”,


Con la claridad de que el pleito no es reciente, sino ancestral en el que los pueblos ponían criterios de convivencia como no habitar ese territorio en disputa o que no hubiera propietarios particulares, escaló a un conflicto “interminable con implicaciones políticas, económicas y culturales”.


Lo ideal es que tanto San Mateo del Mar como Santa María del Mar “hagan un esfuerzo” por dejar atrás este conflicto, pero es el capital privado el que enfrenta a dos pueblos y el Gobierno del Estado el que no genera opciones de solución.