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Nueva costumbre amenaza Fiestas Titulares en Tehua

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- Las fiestas titulares, cada vez más cerca de finalizar para dar paso a la Cuaresma, han seguido principios opuestos a las celebraciones tradicionales, lo que podría poner en riesgo el concepto original de esta añeja costumbre entre los pueblos del Istmo.

Con el paso de los años se está convirtiendo en una gran fiesta popular y un atractivo para el turismo local como foráneo. Esta fiesta tan típica en los pueblos asentados en las riberas del río Tehuantepec cada vez adquiere un mayor simbolismo patronal.

Este es una de los principales problemas que amenazan con desvirtuar la fiesta, ya que en muchos lugares se están adoptando los patrones que rigen una celebración patronal, y que poco se parecen a las tradiciones que se celebraban, reconoció el historiador Mario Mecott.

Los barrios de Santa María, Santa Cruz, Jalisco y Laborío aún conservan viva la tradición de celebrar las fiestas titulares. Son días de convivió con el pueblo para compartir gustosos el fruto de la tierra, en agradecimiento por las cosechas obtenidas durante el año.

Los mayordomos argumentan que la fiesta no está dedicada a ningún santo, sin embargo, dejan un día especial para la celebración eucarística, donde se entonan además las tradicionales mañanitas en honor al santo del barrio, como si fuera una fiesta patronal.

Las fiestas titulares empiezan, según la tradición, dos meses previos a la llegada de la Cuaresma y va desde inicios de año, hasta el día "patronal", proceso en el que los mayordomos empiezan a buscar alternativas de subsidiar los diversos gastos para dar de comer a todo el pueblo. Así como el baile y otras actividades que acompañarán el festejo.

Las personas adultas recuerdan que cuando llegaba la fiesta, la mayordomía y un grupo de personas del mismo barrio iban a cortar madera y el carrizo para levantar la enramada a donde se llevaba a cabo la fiesta.

La anfitriona de la fiesta ofrecía de comer frijoles y pescado, así como media jícara de pozol de panela a quienes realizaban los arreglos de la enramada.

Más tarde, los mayordomos iban de casa en casa llevando envuelto en un pañuelo un puño de maíz para repartir, como una invitación para la fiesta, el que toma el grano, indica haber aceptado el cumplido.

En las fiestas titulares los Shuanas y Shelashuanas bailan el son bandaga (baile de la hoja) y el son del pescado, movimientos corporales prehispánicos sagrados para los antiguos y solo la autoridad moral lo puede ejecutar, en agradecimiento a Dios por las cosechas.