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Empleados municipales acosan a las vendedoras indígenas

Foto(s): Cortesía
Alfonso Tapia Barrita

SALINA CRUZ, Oaxaca.- Mujeres zapotecas e ikoots que diariamente viajan desde municipios vecinos a vender sus productos en inmediaciones del mercado central de Salina Cruz, denuncian el hostigamiento y acoso del que son víctimas por parte de funcionarios municipales que en tono amenazante les piden que se retiren del lugar. 

Indicaron que vigilantes e inspectores de la administración que encabeza Daniel Méndez se ensañan con las mujeres indígenas que, generalmente, comercian los productos que cultivan, para exigirles que se retiren de la zona o, de lo contrario, les estarían decomisando la mercancía además de pagar una multa.

La señora María, originaria de Álvaro Obregón, acudió a vender camarón de laguna, pero un par de mujeres con chaleco táctico y playera rotulada a nombre del gobierno municipal le señalaron el impedimento para su venta, dijo la afectada.

Acompañada de su menor hija, explicó que es la segunda vez que acude al puerto a vender, "si voy a Juchitán me lo pagan más barato, por lo que aproveché a traer el producto donde hay más demanda, pero casi enseguida me abordaron primero un par de vigilantes y después otro funcionario que al parecer era el director, quienes me pidieron que me retire o que camine, pero por cuestiones de salud me es muy difícil hacerlo", agregó. 

En tanto, Guadalupe, originaria de San Mateo del Mar, señaló que la mayoría de sus paisanas ya tienen fijado el sitio donde expenderán su mercancía, por lo que al no haber más lugar y ante la necesidad de llevar el sustento diario a su hogar, se le hizo fácil acomodarse en la esquina de donde era Casa Nuny, pero los funcionarios municipales inmediatamente le pidieron se retirara de este sitio.

Mientras su madre e hijo le ayudaban con la mercancía, y algunos marchantes preguntaban por su producto, señaló las dificultades económicas que atraviesa la gente mayor.

"Los empleados del  municipio ya no nos quieren dejar vender como antes, es cierto que el pago por día es de 10 pesos, pero muchas de nosotras ya no podemos andar caminando de aquí para allá, por eso es que nos acomodamos en cualquier lugar", señaló.

Ante esta situación, la señora Celíflora Ampudia, originaria de San Mateo del Mar, explicó que por ello es que ha dejado de venir al puerto.

"Hasta hace un par de años era menor el acoso que hacían los empleados municipales, pero de un año para acá se han vuelto más exigentes, creo que si ellos trabajan es por lo que están en ese cargo, igual que nosotras que  vendemos para obtener una ganancia que nos ayude con nuestros gastos", argumentó.