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Zapoteca orgullosa; Na Eva cumple 60 años de preservar la cadenilla

Na Eva recibiendo reconocimiento
Foto(s): Cortesía
Redacción

Gerardo Valdivieso Parada / Noticias, Voz e Imagen del Istmo

JUCHITÁN, Oaxaca.- Por sus 60 años como artesana elaboradora de los trajes de cadenilla, Eva Pérez Sánchez recibió un reconocimiento por parte del Ayuntamiento y de la población de Chicapa de Castro, en donde es conocida como Eva Ru.

La artesana había confiado a un sobrino suyo que le hubiera gustado recibir un homenaje en vida y no ya después de muerta; éste tuvo la iniciativa de que la autoridad municipal y la agencia le hicieran un reconocimiento a sus 60 años de artesana y representar con sus creaciones a Chicapa de Castro.

A su homenaje en donde hubo canto, baile y poesía, acudió con un traje de cadenilla repleto de grecas y formas, algunas originales diseños de su autoría, un conjunto de huipil y enagua con su blanco y plisado holán.

Aunque su sobrenombre es el apócope del nombre de su esposo Rufino Pineda, Na Eva ha trabajado al igual que su esposo para sacar adelante su hogar. Confiesa que apenas casados tuvo que vender dos de los trajes elaborados por ella para contribuir a la construcción de su casa tradicional, uno de las cuales fue su vestido de novia.

Con más de 70 años de edad asimiló el oficio del tejido de cadenilla a los 13 años aprendido de su hermana mayor, en una máquina Singer antigua que fue adquirida por su madre para que pudiera sobrevivir con su oficio; actualmente, cuenta con dos máquinas, las que aún pedalea para elaborar sus trajes.

La técnica de la cadenilla es más antigua que las flores bordadas, ya que los antiguos huipiles de enredo son anteriores a la enagua de falda larga, las grecas tradicionales se siguen empleando, heredadas de generación en generación, que remiten a las grecas de los antiguos zapotecas con nombres como xhuga (garra), petatillo, galleta, peine, charle.

En sus años jóvenes, Na Eva tenía un ritmo de trabajo arduo de 12 horas en la máquina, dando forma a las intrincadas formas con el hilo delgado de algodón; la paciencia y la gran habilidad para realizar un traje hace que sean pocas las artesanas que retomen este oficio, además de que las antiguas máquinas Singer ya no se fabrican.

Cuando aún no existían las posibilidades educativas para las mujeres que acudían a aprender un oficio, Na Eva, a lo largo de sus 60 años ha enseñado a poco menos de 40 jóvenes, entre ellas a sus dos hijas, pero la gran mayoría no ejerce el oficio; actualmente la artesana tiene a varias aprendices.

Por su originalidad y sobria elegancia, el traje regional de cadenilla es muy demandado, la artesana se siente orgullosa de que sus creaciones hayan sido entregadas en varios estados de la república y hayan sido exhibidos en ciudades como Nueva York y París. 

Como la mayoría de las mujeres zapotecas, Na Eva ha alternado sus deberes del hogar, cuidando de los hijos y el esposo, el mantenimiento de la casa con su oficio y desde muy joven cuando no había luz eléctrica en la población, en las noches trabajaba en su máquina a la luz de las velas.

Las arduas horas de trabajo con los ojos en las formas geométricas intrincadas y la edad, han hecho mella en la vista de la artesana que, sin embargo, sigue trabajando en su oficio a un ritmo más lento.

Con sus lentes sobre la nariz, acaricia la forma ondulada de la máquina mientras que con sus pies la hace ronronear, dando forma a las grecas de una antigua cultura que a más de 500 años sobrevive en el misterio de un traje de cadenilla.

 

El Apunte

40

jóvenes, se calcula, han aprendido el oficio gracias a las enseñanzas de Na Eva Ru.