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Jacinta, totopera; promesa incumplida en Ixtepec, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

CIUDAD IXTEPEC, Oaxaca.- Para Jacinta, el futuro es incierto. La mujer habita en la calle Guerrero de la Primera Sección. Hace un año, como la mayoría de las mujeres productoras de totopo, Jacinta López Azcona perdió su instrumento de trabajo, aquél jueves negro.


La sacudida de 8.2 de intensidad registrada el 7 de septiembre de 2017 la dejó sin horno.


Ella y sus dos nietas -de 15 y 14 años- han sufrido las carencias del devastador terremoto.


Cuenta doña Jacinta que esa noche, ella y sus nietas estaban durmiendo, cuando sintieron el temblor. Al principio no hicieron caso, pero tras la sacudida del movimiento telúrico salieron corriendo de su humilde vivienda.


Pasado el terrorífico momento, llegó la hora de ver los daños.


"Pareciera que el terremoto se hubiera dirigido mero contra mis dos comizcal (hornos)", dijo.


"Uno de mis comizcal (horno) ya era viejito, y el otro era nuevo, todavía no lo había usado, dije que seguiría usando el comizcal viejo mientras siguiera sirviendo".


La fatídica noche del 7 de septiembre no sólo acabó con sus dos hornos, sino con su humilde vivienda; sus paredes cayeron sobre la herramienta de trabajo y el sustento de su familia. Jacinta es el sostén de sus nietas que decidieron vivir con ella.


A la mañana siguiente, quiso echar tortillas, y memelas, pero fue imposible debido a que el molino no abrió, pese a que ya tenía un almo de maíz listo.


Al día siguiente, relató, el hambre pudo más que su miedo, ya que las réplicas continuaban y, haciendo a un lado parte de los escombros, en uno de los comizcales despedazados se puso a amasar memelas y tortillas para vender a sus clientas habituales.


Políticos de pacotilla


Hoy, a un año de la desgracia, doña Jacinta tiene una estufa inservible, que acondicionó para colocar un comal y vender memelas y tortillas a sus clientas, dijo que llegaron a visitarla algunos políticos y apuntaron su nombre para ser beneficiada en el programa de "dotar comizcales a totoperas", pero nunca regresaron.


"Vino Joel, vino Melina, pero ninguno regresó, y no se si otras totoperas recibieron comizcal nuevo"; la mujer se refirió a un regidor independiente y a una activista de Morena.


El lugar que acondicionó para trabajar no cuenta con chimenea que expulse el humo que genera la leña, y el pequeño cuarto se encuentra ahumado, provocando que doña Jacinta tenga sus ojos llorosos.


Explicó que sus fuerzas han menguado, ya que anteriormente, hacia un almo diario, (4 cuartillos), el cual fue disminuyendo a 3 cuartillos (cada cuartillo equivale a 6 litros de maiz); actualmente solo hace 1.5 cuartillos.