JUCHITÁN, Oaxaca.- La familia del general Heliodoro Charis Castro inició por su propia cuenta la demolición de la que fuera su casa en la Quinta Sección; los trabajos se realizan de forma artesanal sin el uso de maquinaria.
Los nietos del general se encargan de dirigir las obras de demolición, en las que para no afectar a los edificios cercanos no está interviniendo maquinaria, con la cual terminarían en unas cuantas semanas.
Lugarda Charis Luna, hija del general Charis, dijo que no tienen los recursos para reconstruir la casa ni siquiera en la segunda propuesta del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de demoler la segunda planta y mantener la parte baja del inmueble.
Comentó que se siente agradecida que el INAH reconozca la importancia histórica de la casa, pero lamentablemente no ofrece ninguna alternativa de financiamiento para mantenerla en pie, por lo que se procederá a demoler completamente la casa que fue construida en 1927.
“Nosotros no somos quienes la vamos a destruir fue la naturaleza la que lo hizo, además el edificio ya cumplió su tiempo de vida, ya son 90 años”, dijo la excandidata a la presidencia municipal.
Los encargados de la obra comentaron que planeaban terminar la primera fase de la demolición en dos semanas pero la casa se ha resistido y ha sido un trabajo tan difícil que calculan que tardarán en demoler la segunda planta dos meses aproximadamente.
Los grandes y gruesos muros, paredes y columnas de ladrillo que sostienen la casa se resisten a los picos de los obreros, que socavan lentamente la casa en donde el general Charis despachaba y recibía la visita de los pueblos del Istmo que acudían a él para solicitar favores e incluso para pedirle mediara en conflictos.
Durante noventa años la casa recibió a candidatos a la gubernatura y a la presidencia. Aquí estuvieron presidentes de la república como Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho, así como gobernadores de la importancia de Víctor Bravo Ahuja o Rodolfo Brena Torres.
En su casa el general hacía eventos políticos en donde el pueblo se congregaba y era agasajado con comida, recuerda su hija, quien al preguntarle a su padre por qué había construido la casa tan grande le respondió: “la hice de este tamaño para que cupiera todo el pueblo en ella”.
