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¿Qué es lo que genera la fatiga crónica?

Foto(s): Cortesía
Itzel Guizar

Con el paso del tiempo los males del mundo actual se han visto en aumento y esto ha dado como resultado diversos síntomas de las enfermedades que como sociedad hemos vivido en los últimos años.

Pero sobretodo me quiero referir a uno de estos males que con mayor frecuencia observo en la consulta privada. Se trata del cansancio. En varias ocasiones escucho cómo se ha hecho presente casi de forma permanente en la vida de varias personas jóvenes, no tan jóvenes y menos jóvenes. O por lo menos expresar que en algún momento del día se han sentido de esta forma.

¿Qué es lo que genera esta situación? ¿Por qué  razón hemos llegado a este punto de padecer una fatiga crónica? ¿Qué hay en el ADN del cansancio?

Hoy más que nunca hemos perdido el rumbo, la esencia de nuestra existencia, y más aún, de nuestro ser. Vivimos enfocados en el “tener”, en llenarnos de cosas materiales para dar respuesta y sentido a nuestro ser, a lo que somos. Algunos otros han enfocado sus esfuerzos en el “hacer”, pretendiendo que entre más hagan, más crecerá su esencia como personas. Es una especie de autoexplotamiento que nos hace creer que nos autorealizamos de esta forma, como lo menciona el filósofo Byung-Chul Han en su libro “La sociedad del cansancio”, "una enfermedad de la sociedad neoliberal del rendimiento”.

Parece ser que estamos inscritos en una carrera interminable por ver quien es el que rinde más, de gastar nuestro tiempo y energía, hacer y no parar de hacer. Tal parecería que la vida se nos va. De no actuar de esta forma nos hace sentir culpables, simplemente por el hecho de no hacer más, a pesar de llegar a cubrir más de 18 horas de trabajo en un día.

Uno de los mayores retos que tenemos hoy como sociedad es encontrar la armonía entre lo personal, lo familiar y lo laboral.  El balance entre lo que tengo que hacer, lo que otros quieren que yo haga y lo que yo quiero hacer. Un reto nada sencillo, pero que de lograrlo, estaremos en mejores condiciones de retomar el control de nuestras vidas, vivir una vida plena y no plana.

Es por eso que te comparto cuatro acciones para combatir el cansancio permanente y ya no formar parte de esa denominada “sociedad del cansancio”.

1. Mayor conexión emocional. Genera una conexión menos digital y que sea más humanizante. Tomar en serio el cuidado de la dimensión anímica.

2. Genera mayor confianza. Establece conversaciones más profundas, afectivas y efectivas. Intercambia una sonrisa y mira a los ojos. Generar entornos amables, donde nadie se siente constantemente vigiladas, donde se sientan valoradas.

3. Da un paso del individualismo a la empatía. Piensa que el bien de un todo es más importante del bien de una sola parte. Di adiós al ensimismamiento.

4. Ten un proyecto constructivo. Define un proyecto personal acorde a tu naturaleza y constructivo y solidario con la sociedad, donde seas capaz de poner en práctica tu capacidad de compromiso, de renuncia y de entrega de ti mismo.

Date un tiempo para conocer qué es lo que te gusta y apasiona, de esta manera te sentirás con más energía para poder compartirlo con los demás y hacer que tus relaciones sean más humanas. Te comparto tres preguntas que te pueden ayudar a comenzar con tu plan de vida y recuperarte del cansancio permanente:

¿Qué quieres hacer de tu vida? ¿Qué esperarías de ti? ¿Qué tienes que hacer? No podemos caer en la desesperanza ni en el pensamiento mágico. Cada uno debemos tomar nuestra parte de responsabilidad.

El Heraldo