Pasar al contenido principal
x

Feligreses habilitan espacios alternos en Tehuantepec, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El temblor del 7 de septiembre y sus continuas réplicas no mermó la fe de los creyentes católicos. Ahora improvisan espacios para cumplir con la tradición de los Viernes de Cuaresma.


Los pobladores empezaron a limpiar con anticipación sus imágenes religiosas para reubicarlas en un sitio seguro, donde llevarán a cabo las ceremonias.


En el templo de San Juan Bautista, ubicada en el barrio Guichievere, el shuana Ángel Rodríguez Osorio se esmeró por dejar limpia la imagen para la serenata con que da inicio el primer Viernes de Cuaresma, previo a la Semana Mayor.


El terremoto dejó daños irreparables en diversos recintos católicos de los diferentes barrios, como San Sebastián y Laborío, donde la celebración religiosa cobra mayor arraigo cada año entre los pobladores.


Luis Díaz, director de patrimonio edificado e interiorizado del municipio, señaló que varias imágenes religiosas ya fueron reubicadas cerca de las iglesias de donde fueron extraídas para dar entrada a la celebración. Estos lugares son supervisados por los shuanas y otras autoridades.


La Cuaresma inició con el Miércoles de Ceniza.  Los barrios celebran cada uno en sus iglesias de diferentes maneras. Guichivere es el que muestra una mayor devoción, pero también picardía.


El patio de la iglesia donde será la ceremonia quedó listo para la serenata del jueves a las 20:00 horas y que se prolongará hasta la medianoche, según la costumbre de los pueblos. 


Las mazucas y boleros, se interpretarán al igual que los minuetos y marchas fúnebres, afuera de los atrios para evitar más daños a los recintos.


El Viernes de Cuaresma transcurre entre juegos, música y venta de productos típicos de la región. 


Alrededor de las 22.30 horas es cuando empiezan a servir los tamales y café en la mesa de los shuanas.


El cronista municipal Rómulo Jiménez afirma que los tamales son de huevo de iguana, pero si uno trae carne, los shuanas multan a los anfitriones obligándolos a tomar varias copas de mezcal.


La celebración termina con el ritual de la Miserere. Frente al altar se paran las shelashuanas en doble fila y los principales en semicírculo. Por tiempos cada uno cumple la “obligación” de incensar el altar al compás de las marchas fúnebres.