El pueblo católico del Istmo de Tehuantepec se encuentra lleno de gozo y alegría con la designación del nuevo obispo, Crispín Ojeda Márquez, afirmó el administrador apostólico de la Diócesis de Tehuantepec, Lucio Santiago Santiago.
“El nombramiento nos hace sentirnos bendecidos por Dios”, asentó.
El también párroco de San Vicente Ferrer, en Juchitán de Zaragoza, sostuvo que el nombramiento de Ojeda Márquez –actualmente obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México–, ha generado mucho entusiasmo en los católicos de esa región, porque no tenía un pastor desde hace 10 meses.
“La noticia nos pone alegres, ya lo estábamos esperando”, asentó.
Subrayó que la Iglesia Católica siempre está llamada a la vivencia de comunión en torno al pastor, a su obispo.
“Estaremos siempre en comunión con él”, señaló.
Destacó que el presbiterio y los fieles laicos esperan en Ojeda Márquez a un pastor comprometido con su pueblo.
“Eso esperamos, a un pastor que acompañe a su pueblo”, añadió.
Además, resaltó que el pueblo católico desea también el seguimiento a la labor pastoral en la diócesis, porque “el trabajo no se paró” en estos 10 meses.
“A pesar de que no había obispo, la diócesis no dejó de trabajar”, asentó.
Detalló que el obispo Crispín Ojeda Márquez seguramente asumirá la Diócesis de Tehuantepec en septiembre próximo.
“La práctica dispone que sea en dos meses para que la diócesis pueda prepararse y organizarse”, apuntó.
Mencionó que la fecha se determinará de común acuerdo con la Nunciatura Apostólica, el propio obispo y la Diócesis de Tehuantepec.
Lenta, la restauración
Por otra parte, el administrador apostólico dijo que los trabajos de restauración del templo de San Vicente Ferrer y los demás afectados, por los sismos de septiembre del año pasado, presentan un lento avance.
“Físicamente van muy lentos, nos ha dicho el INAH que el trabajo fuerte comenzará a final del año o principios del 2019”, apuntó.
