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Enriqueta Martí: "la vampira de Barcelona"

La mujer manipulaba a menores de edad para cometer sus fechorías.
Foto(s): Cortesía
Redacción

El siniestro caso de la “Vampira de Barcelona”, Enriqueta Martí, estremeció a la Barcelona de principios del siglo XX.
Enriqueta Martí era bien conocida en la Barcelona de principios del siglo XX. Regentaba un burdel en donde los clientes asiduos eran médicos, políticos, empresarios y banqueros. Es decir, personas de la alta sociedad catalana. Sin embargo, la vida de Martí escondía ciertos secretos (algunos de ellos bastante siniestros y  misteriosos) que fueron saliendo a la luz poco a poco, lo cual le valió el apodo de la “Vampira de Barcelona”. Esta es su enigmática historia.

Este personaje nació en Sant Feliu de Llobregat en 1868. Lo poco que se sabe de sus primeros años de vida es que de joven abandonó su pueblo natal para ir a Barcelona en donde trabajó como criada y niñera. Pero pronto empezó a trabajar como prostituta en un burdel de lujo.

En 1895 se casó con un pintor llamado Juan Pujalo, aunque resultó ser un matrimonio infeliz que los llevó a separarse. Según su ex marido, la relación fracasó porque Martí le era infiel y visitaba los burdeles con frecuencia para estar con otros hombres.

Fue en 1909 cuando Martí decidió hacerse cargo de su propio negocio y abrió un burdel enfocado en satisfacer los deseos más oscuros de los poderosos. Especialmente aquellos que gustaban de la pedofilia.

Enriqueta se hacía pasar por pordiosera en los barrios más pobres de Barcelona, sitio en el que secuestraba niños para llevarlos a su burdel.

Extrañas prácticas
Esto ya era terrible por naturaleza, pero los intereses de Enriqueta Martí también se enfocaban en la práctica de tenebrosos rituales. Afirmaba que beber la sangre de los niños podía curar la tuberculosis. También creía que las cremas y elixires hechos con su piel y huesos podían detener el envejecimiento.

La mujer obtenía la grasa, la sangre y los huesos de los niños que prostituía. Con estos insumos elaboraba ungüentos, pomadas y pociones “mágicas”. Con el tiempo, fueron desapareciendo muchos niños; algunos eran huérfanos, mientras que otros tenían una familia que los echaba de menos.

Los rumores de que Enriqueta Martí era la responsable de las desapariciones se fueron esparciendo por todo Barcelona. Durante la última semana de julio de 1909, la policía hizo una redada en el hogar de Martí. La detuvieron a ella y a un joven de una familia adinerada de la zona, bajo sospecha de regentar un burdel en el que había niños.

Pero como la mujer tenía amigos en las altas esferas, su detención duró poco y salió libre. También hay que tomar en cuenta que los niños que secuestraba eran de familias muy pobres y sin recursos para interponer una demanda.

La desaparición de Teresita
Los crímenes de Enriqueta continuaron hasta el 10 de febrero de 1912, fecha en la que ocurrió el secuestro de Teresita Guitart Congost. A diferencia de sus otras víctimas, la desaparición de esta niña provocó una gran movilización en la ciudad.

Una vecina alertó a la policía de que una niña parecida a Teresita estaba en el domicilio de Martí. Los agentes acudieron a la casa de Enriqueta. Ésta los dejó pasar y lo que encontraron los llenó de espanto.

En la propiedad había dos chicas jóvenes, además de la desaparecida Teresita y otra menor de nombre Angelita. Testificaron que Enriqueta les prometió darles dulces si iban con ella a su casa. También dijeron que les cambió el nombre y que les ordenó que le llamaran mamá.

Asimismo dijeron que un día que Martí estaba ausente, las niñas encontraron un saco lleno de ropa infantil y un cuchillo cubierto de sangre. La policía inspeccionó a fondo la propiedad y, además de lo dicho por las niñas, también hallaron una habitación cerrada con llave en la que se encontraban 50 recipientes llenos de restos humanos conservados.

También se toparon con un misterioso y antiguo libro encuadernado en pergamino, un cuaderno con recetas y pociones, un legajo de cartas y notas en código, y una lista con los nombres de familias y personajes notables de Barcelona.

La policía envió a Martí a la prisión Reina Amalia a la espera de su juicio. Allí intentó suicidarse al cortarse las venas, pero fracasó en su intento. La población de Barcelona exigía que se hiciera justicia y que la ejecutaran, lo cual nunca ocurrió.

Poco más de un año después de su detención, Martí murió a manos de otros reclusos. Se cree que estos reclusos recibieron un pago por parte de algunos de los clientes de Martí. En su certificado de defunción figuraba el cáncer como causa de la muerte.

Con información de Muy Interesante.

Fotos: Agencias.