JUCHITÁN, Oaxaca.– “En Panamá comí carne de gallinazo”, así lo dijo Jocelyn, una joven indígena de Venezuela, quien viaja sola y busca llegar a la frontera norte de México, para después “saltar” al lado americano.
“La carne es un poco más durita, pero sabe igual”, siguió diciendo mientras picaba con un tenedor de plástico, una pierna de pollo con arroz, que había comprado en un puesto de comida en el crucero de esta ciudad.
Dijo que, en aquel país de Centroamérica, en un albergue para migrantes, le dieron a comer zopilote, como es conocido en México, el cual probó sin problema alguno, pues era lo único que había en ese lugar.
“Allá hay gente que cría el zopilote para comer ¿así le llaman aquí verdad? Mucha gente lo come”.
Jocelyn dejó a su hija con su madre en Venezuela; en el camino se encontró a un joven colombiano de quien se hace acompañar para que la respeten en esta travesía que tiene como meta los Estados Unidos de Norteamérica.
“Ya crucé como seis países y en todos nos daban raite. Acá en México está más difícil de pasar, porque hay muchos policías y no dejan que la gente nos levante en el camino”.
La joven venezolana, quien reveló que salió de su país hace más de dos meses y sin dinero en los bolsillos, dijo que todavía hay personas que se apiadan de los migrantes y les ofrecen un poco de comida y agua.
“Yo le agradezco a los mexicanos que me han dado un poco de comida. Ojalá y sigan ayudando a más gente”.
