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Aumenta en Juchitán presencia de migrantes; ocupan espacios públicos

Foto(s): Cortesía
Gerardo Valdivieso Parada

JUCHITÁN, Oaxaca.- Los migrantes se ven en las calles aledañas al crucero, en las casas de huéspedes, en las inmediaciones de la terminal de primera clase, grupos de familias con niños que esperan su salida a la capital del país y cada día aumenta su presencia en la ciudad.

Son afortunados los que logran trasladarse en autobús, una gran cantidad de migrantes vienen caminando desde Chiapas pasando por los pueblos de la zona oriente del Istmo, son los que piden apoyos con carteles en donde dicen que son venezolanos, venden dulces con sus hijos pequeños, los jóvenes que piden una moneda en las esquinas y en los parques.

Campamento forzado

En la plaza Garibaldi, que una autoridad municipal otorgó a los conjuntos de mariachis de la ciudad, en donde se erige la última pieza del conjunto escultórico Guendabani o “los espermas” como lo bautizó la gente de Víctor Cha’ca’, se empezaron instalar los migrantes con algunas personas que descansaban en el lugar.

Con los días el número de migrantes subió, instalando sus casas de campañas en el espacio llegando al punto en que un puesto de comida y desayunos no pudo colocarse en una parte de la plazuela y no pudo vender un día.

En los últimos días la plazuela se ha desbordado de personas que utilizan los pasillos para los peatones para descansar y los barandales para poner a secar sus ropas, obligando a las personas que vienen de la zona oriente y de Ixtepec, que tiene que transitar por el lugar, a bajar al arroyo vehicular.

Chinos, más afortunados

La migración también se da a otros niveles más cómodos, son ciudadanos de nacionalidad china que transitan de forma silenciosa por la región, se hospedan por unos días en un hotel del centro y para retirarse de la ciudad lo hacen en motos nuevas que adquieren en las tiendas de blancos del centro.
Diariamente se ven a distintos grupos de dos o tres orientales adquiriendo a mediodía las motonetas y estrenándolas en las calles a su regreso al hotel, para luego salir de la ciudad en la madrugada montados en ellas.

Algunos por desconocimiento han circulado en sentido contrario, lo que ha activado a los elementos de tránsito local quienes los orientan -como pueden- porque la mayoría no habla español y se dan a entender a través de una aplicación de su celular. Otros más han derrapado en la carretera apenas al llegar a La Ventosa socorriéndolos los bomberos de Juchitán.

Este flujo constante migratorio de chinos lleva varios meses, se hospedan no más de una semana para luego emprender la marcha siempre en motos recién adquiridas en la ciudad, siempre reemplazados por otro grupo de orientales, que por las tardes caminan por la ciudad platicando tranquilamente en su idioma.

Los mototaxistas que los ven caminando en pareja por el crucero o por las calles céntricas platicando sin pena con las manos en los bolsillos, se admiran de lo cómodo que se sienten en la ciudad “ya parece que han vivido toda su vida aquí, al rato nosotros vamos a ser los ciudadanos de segunda en nuestro pueblo”, dice uno de los choferes en zapoteco.

Entre los beneficios

La llegada de gran número de migrantes ha beneficiado la venta de puestos de comida, papelerías, ciber cafés, hoteles, líneas de transporte y tiendas de autoservicio.