Unas pequeñas delicias que cautivan el paladar de chicos y grandes, de nativos o turistas que llegan al tianguis del Llano, todos los viernes y que provienen desde el meritito Juchitán: las garnachas.
Mesas y sillas de plástico aguardan a los visitantes que después de ordenar platican y conviven en lo que aguardan la llegada de su platillo, mientras se escucha el típico ¡pásele, pásele, aquí están sus ricas granachas!
Aceite caliente en un perol o sartén, tortillas de maíz, un poco gruesas y pequeñas, carne de res finamente picada y guisada con cebolla y una salsa roja se preparan para hacer una fusión que se convertirá en un manjar.
El sabor de la verdura hace que esos platillos se conviertan en algo peculiar: col, zanahoria y chile pero en vinagre que las curte por días es parte del plato.
La salsa es el toque mágico del platillo que generación tras generación se ha heredado y convertido en tradición.
Un pedacito del Istmo cada viernes de a 45 la orden y a gozar con los deliciosos sabores de nuestra tierra.