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Dádivas no solucionan problemas en el Istmo, Oaxaca: Solalinde

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN, Oaxaca.- Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue Hermanos en el Camino, dijo que su alba y su estola, vestimentas litúrgicas del sacerdote católico, se perdieron en el sismo del 7 de septiembre y como damnificado vive bajo una lona, por lo que realiza las ceremonias sin estás vestiduras y que la iglesia disculpa su falta de uso en caso de gran necesidad.


Invitado a celebrar una bendición y oración por víctimas que fallecieron bajo los escombros del 7 de septiembre, el defensor de los migrantes denunció que esta tragedia fue aprovechada por la clase política.


“Una lección que recibimos, y ojalá que esto nos ayude a despertar, es la presencia oportunista de políticos de todos los niveles que se aprovechan siempre de la ocasión, para venir a dar cualquier cosa, tomarse la foto y posar como héroes, como de quién ya salvó una región devastada, como si una dádiva y una foto solucionara un problema tan grande”.


Solalinde Guerra dijo que no es tiempo de bajar la guardia ante el desastre, porque está siendo aprovechado para introducir los grandes proyectos de explotación de los recursos de la región.


"Tenemos el peligro de esas transnacionales, ya sean mineras o como se llamen, que con la complicidad del gobierno vienen a sacar provecho, el pueblo se tiene que fortalecer, no podemos permitir que nos vean debilitados para sacar provecho privatizando todo lo que es México”.


El presbítero dijo que lo más doloroso de este sismo fue la pérdida de vidas humanas, pero que también removió la conciencia de los que vivieron el temblor, como es valorar la importancia de la vida.


“Pero también nos dimos cuenta de lo transitorio, de lo fugaz, porque todo lo que construimos se acabó, esto nos recuerda que todos somos migrantes, que somos peregrinos, que lo único que nos vamos a llevar es lo que vivimos, lo que dimos, lo que compartimos”.


De esta experiencia catastrófica, dijo que no debe culparse a Dios: “Dios no manda nada de esto, es totalmente inocente, le duele la destrucción en cualquiera de sus formas igual que a nosotros; Dios no quiere esto pero respeta la leyes de la naturaleza”.


Para el activista, el sismo tuvo su parte positiva y la consideró lo más importante.


“De esta experiencia brutal que tuvimos quedó escrito en nuestroS corazones la solidaridad de tanta gente, que nunca imaginamos que tantos se iban a preocupar por nosotros, que las universidades, que tantas instituciones estaban preocupados por nosotros y siguen preocupados por nosotros, esa es la parte bella, no estamos solos, somos una familia”.


Al final, el sacerdote hizo una reflexión de un pasaje de la Biblia, bendijo el agua y realizó la oración para pedir por el descanso de las personas fallecidas bajo los escombros.