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Mujeres resguardan técnica de la 'cadenilla' en el Istmo

Foto(s): Cortesía
Itzel Guizar

Diana Manzo | Aristegui Noticias 

Con sus pies hace un vaivén en el pedal de la máquina de costura y con sus manos sostiene la tela de algodón que, junto con las diversas texturas, va tomando forma.

Vianey Luis Alonso, de 35 años, estudia desde hace un año en la escuela “Riddibá” (que significa costurar, en lengua zapoteca), una iniciativa de la activista textil Victoria Guzmán Cabrera, cuyo objetivo es revitalizar y promover la defensa del vestuario tradicional de la mujer istmeña.

Riddibá nació hace cinco años; sin embargo, por la pandemia tomó un descanso y en el 2022 retomó su camino para la recuperación de la cadenilla, una técnica tradicional de costura.

En este mes de abril la escuela abrió sus puertas y desde el primer día ha tenido una importante aceptación.

En una casa tradicional construida con adobe, ladrillo y tejavana, de paredes grandes; Victoria habilitó esta escuela con la colaboración de la maestra artesana Ana Toledo, de 67 años, guardiana de la técnica de cadenilla, quien aceptó compartir sus conocimientos con otras mujeres.

En una sola pieza se imparten las clases, hay instaladas tres máquinas de cadenilla además de una variedad de utensilios como hilos de colores, reglas, gises y cintas métricas que las alumnas utilizan.

Vianey es la alumna más avanzada y terminará un huipil de tela roja con hilos amarillos y negros. Durante la clase trabaja con la máquina de costura mientras la maestra Ana le va dando indicaciones.

“Me emociona mucho aprender. Cuando leí la convocatoria no dudé en inscribirme y soy de la primera generación. La idea es convertirme en artista textil porque siento que la cadenilla es la técnica que está más en peligro de desaparecer en Juchitán, ya hay como tres o cuatro artesanas, el resto se ubican en otros poblados, y yo pienso ser una de ellas”.

 

Ana Toledo, la maestra, es artesana desde los 13 años de edad y su mayor legado es enseñar a otras mujeres a crear vestimentas tradicionales que dan identidad a la mujer istmeña.

El huipil y la enagua de cadenilla son prendas de gran valor que se portan con orgullo durante las fiestas tradicionales como las velas, festividades diurnas y nocturnas que se realizan en el Istmo de Tehuantepec para celebrar la vida y la cultura.

“Me siento muy contenta de ver que hay mujeres que quieren conservar este oficio, yo a los 13 años comencé, mi padre nos compró a las tres hermanas, tres máquinas, y gracias a la cadenilla pude darle estudio a mi hijo, así que ahora cuando veo a otras mujeres que quieren aprender, mi corazón se alegra mucho porque significa que nuestra identidad está viva”.
Para aprender la cadenilla, no hay edad

Para aprender no hay edad, lo que se pide son ganas y paciencia. El costo para pertenecer a ese taller es mínimo porque la de Victoria, es una labor comunitaria, sostiene la maestra Ana.

“Todo es comunitario, la maestra cobra una mínima retribución, lo que vale más son las ganas que le pongan y compartir esa técnica elaborando piezas, trabajar para rescatar la técnica que va en decadencia pero que estamos salvando”.

Pueden acudir personas mayores de 12 años de edad.

Clara Gonzáles es de Ixtaltepec y a sus 60 años se inscribió en esta escuela para aprender a usar la máquina de costura.

“Tener paciencia me ayudó a terminar mi huipil, en varias ocasiones tuve que rehacerlo pero se logró y estoy muy contenta”.

 

Beatriz Antonio, en cambio, tuvo que trasladarse unos cuantos kilómetros de su natal San Pedro Comitancillo a Ixtaltepec, para tomar sus clases y elaborar su huipil.

Las alumnas aprenden desde lo básico, refiere la maestra Victoria Guzmán.

“Es un acercamiento a la técnica para que pueda hacer un huipil de líneas, luego entran a otras técnicas, son etapas. Primero se traza sobre tela, después se hace la confección y se les da charlas sobre la historia textil para que puedan entender como es el proceso”.

 

Durante las vacaciones de Semana Santa, la escuela tuvo seis egresadas y aunque para sobrevivir Victoria realiza subastas y rifas, su ímpetu es grande; combina las actividades de la escuela con su tienda de ropa tradicional que a sus treinta y tantos años la hacen una verdadera defensora del arte textil del Istmo de Tehuantepec.

 
“Ojalá más personas se animen a estudiar, a aprender, a conocer, así como la cadenilla, también hemos dado talleres de aguja chica y de gancho, próximamente haremos una de la elaboración de rabonas o bien de la técnica de cómo dibujar las flores sobre los lienzos de tela, lo que intentamos en ‘Riddibá’ es conservar lo nuestro”.