Pasar al contenido principal
x

Juchitecos preparan el Xandu

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN, Oax.-Nueve días antes de la celebración del “Xandu’” o la elaboración de los altares a los difuntos, inician los rezos previos a la celebración en los domicilios de los juchitecos donde celebrarán a Todos Santos en su primer o segundo año de fallecimiento.


Ya comenzado elmes de octubre ha bajado el viento característico de este época; a diferencia de otras regiones, los zapotecos del istmo celebran a sus muertos en los dos últimos días de octubre y no en noviembre.


En la parte sur de Juchitán los rezos inician el 22 de octubre para culminar el 30 del mismo mes, ya que esta en su mayoría erigen el Biguie’, el retablo de flores y frutos que cuelgan frente al altar familiar para recibir al muerto reciente.


En la zona norte es costumbre iniciar los rezos el 23 de octubre y culminarlos el 31 y, en esta zona de la ciudad, generalmente se erigen altares escalonados para rendir culto a los familiares que murieron a principios de año o el año pasado.


Los muertos del sismo


Para este año, a los fallecidos por el sismo del 7 de septiembre se les realizará su Xandu’ en su segundo año; en 2018 muchos de las ceremonias de Todos Santos se realizaron bajo lonas o en las casa provisionales.


El historiador Víctor Cata relata el antecedente prehispánico de esta costumbre zapoteca que se mezcló con la religión católica y se distingue a la realizada en el resto del país:


“Los frailes, los perros de Dios, persiguieron esta fiesta desde la época colonial, la condenaron porque era distinta a la celebrada el 2 de noviembre en honor a los Fieles Difuntos. Más bien estaba relacionada con el calendario zapoteco y con el equinoccio. Esta fiesta de los indios, dicen, se celebraba con una gran matazón de guajolotes, mismos que eran aderezados con chile seco molido, semillas de calabaza, hojas de yerba santa o de aguacate. A este guiso le llamaban guiñadó' bere. También horneaban tamales”.


Estas viandas las ofrecían a sus muertos una vez que se ocultaba el sol, y rogaban que intercediesen por ellos ante los dioses para que contaran con buena salud y comida. Los parientes de los difuntos permanecían en vela toda la noche, en cuclillas, con las manos cruzadas sobre el pecho y la vista baja.


En cuanto a la elaboración de los altares algunos los relacionan con influencia española, tablas que hacen de escalones, se adoran y en los cuales son depositadas las ofrendas.


Explica Víctor Cata el significado del número escalones que tiene que ver con la cosmogonía zapoteca:


“Para recibir a las almas visitantes se puede preparar un altar con nueve escalones, conocido como Ga' bia'. Un término relacionado con el gabia. Actualmente diríamos, infierno, pero en realidad se trata del inframundo, la región oscura por la que desciende el sol. Son los nueve escalones que baja para llegar al centro de la tierra y nueve más para subir a la superficie.”


El Biguie’ está mas relacionado con la cultura zapoteca como lo explica el historiador:


“El biguie’ o como dicen algunos ancianos, biye’ un nombre antiguo que nos remite al calendario religioso de los zapotecos que constaba de 260 días. También significa: ‘pilar, tiempo, periodo’. Esta ofrenda es un cuadrete hecho con carrizo u otate al que se le llama Beedxe’ ‘jaguar’.


Sobre este armazón se trazan rasgos geométricos y se tapiza con flores de cordoncillo, cempaxúchitl y cresta de gallo en la parte superior, justo donde se localiza una cruz llamada iquebeedxe' 'cabeza de jaguar'.


El biye' se cuelga en el centro de la casa, como si fuese una puerta, la puerta de los muertos: “En realidad simboliza la tierra, las cuatro esquinas del universo, los cuatro jaguares que cargan al mundo. Dice la leyenda zapoteca que cuando el mundo se acabe, los jaguares se moverán de sus esquinas y devorarán a la humanidad.”