JUCHITÁN, Oaxaca.- Grupos de migrantes caminan desde el vecino estado Chiapas pasando por y a la altura de poblaciones de la zona oriente del Istmo, desde Chahuites hasta Niltepec, bajo el potente sol y a orilla de carretera.
Grupos de veinte personas, pequeñas familias de padre, madre e hija, a veces personas solas, se ven a orilla de la carretera caminando y cargando sus pertenencias en mochilas, parando a descansar a un costado de las oficinas del Instituto Nacional de Migración en la agencia La Ventosa.
Quejas al por mayorLos migrantes que transitan por esta zona se les ve bajo los árboles de mango cerca de Santo Domingo Zanatepec preparando su desayuno por alguna mujer en una fogata de leña, o pidiendo aventón o alguna moneda a lado del puente del río Ostuta.
Algunos ciudadanos que tienen sus comedores a lado de la carretera acusan a algunos migrantes de vandalizar sus establecimientos de comida, como romper botellas vacías o atentar contra sus instalaciones como bebederos o lugares en donde los clientes se limpian las manos.
Hasta esta ciudad llegan a recalar los migrantes que en los cruceros y semáforos se apuestan para pedir un apoyo para poder adquirir comida o poder seguir su camino.
Nuevo refugio
En tanto en Ciudad Ixtepec, Román Meyer Falcón, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), dependencia que se encarga de la rehabilitación y construcción de las estaciones de la Línea K del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, que corre de Ixtepec, Oaxaca, a Ciudad Hidalgo, Chiapas, informó sobre el rescate de la antigua estación “que además de preservar su función también será un centro de atención a migrantes”.
La rehabilitación de la zona de la estación contempla la construcción de una “cubierta multiusos” destinado a los migrantes que pasan por esta zona “para que puedan pasar un buen rato” dijo la arquitecta encargada de la obra.
El espacio que construye la Sedatu a un costado de la estación es la misma donde se inauguró a finales de 2020 “la plazoleta de la hermandad”, que se construyó por una coordinación de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), el sindicato ferrocarrilero, la autoridad municipal y el propio Corredor Interoceánico del istmo de Tehuantepec (CIIT).
Cuando aún no cumplía dos años la plazoleta fue demolida en octubre de 2022, luego de que estuvo abandonada y estigmatizada, ya que de planearse de un lugar de descanso y esparcimiento de migrantes, los vecinos criticaban que daba un mal aspecto y hacían señalamientos hacia los migrantes.
Algunos ciudadanos denuncian la falta de coordinación o falta de información de las dependencias, ya que se invirtieron recursos en un primer espacio que duró poco tiempo y nadie se enteró que en el proyecto del CIIT se contemplaba un proyecto parecido en el mismo lugar.
