TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El Cerro del Tigre es un referente para explicar los orígenes de Tehuantepec; está vinculado a la cultura zapoteca, pero muy pocos conocen de su existencia.
Los tehuanos le dan poca importancia a la zona, aun cuando su historia se desprende, en parte, de este sitio. Son los pobladores de San Blas Atempa quienes tienen mayor interés por los restos de este vestigio.
El cerro es el que da el nombre toponímico de la ciudad: Tehuantepec (Tecuanitépetl), en la cima existe una capilla en honor a la "Pasión" o "Cruz Verde" del "Cerro del Tigre", que se venera en el mes de mayo, por habitantes de San Blas Atempa.
Se cree que sobre las piedras del cerro hay escondida una pintura rupestre que describe al felino que representa a Tehuantepec, pero no ha sido encontrada; las lluvias bloquearon la entrada donde se cree esta la imagen, describió en su momento el historiador Antonio Santos, durante una expedición realizada en el lugar acompañado de un antropólogo.
El historiador Antonio Ortiz comenta que antiguamente el lugar era un asentamiento antiguo del Istmo que encierra grandes leyendas que aun cuentan los moradores cercanos al cerro, las cuales son dignas de recordar. El lugar fue considerado por los antiguos zapotecas como sagrado.
Daniel Chicati cuenta en “Tehuantepec, ayer y hoy" que “hubo un tiempo en que los tigres se apoderaron del cerro sagrado para los binnizá (gente de nube) y no dejaban subir a las personas. El temor de la gente era porque si subían serían devorados por las criaturas”.
“El rey Cosijoeza, al ocupar temporalmente Tehuantepec, visitó varias veces este santuario y fue donde recibió la suficiente fortaleza para salir airoso en la batalla de Guiengola contra los mexicas”.
Eufrasio Ramírez, vecino de Guichivere parte alta, muy cerca del cerro, comenta que si el lugar es rescatado de su abandono podría ser un detonante económico y muchas familias podrían verse beneficiados.
