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Roban trajes regionales de alto valor para empeñarlos

Foto(s): Cortesía
Gerardo Valdivieso Parada

JUCHITÁN, Oaxaca.- Desde el 2020, la Cámara de Diputados declaró el siete de marzo como “Día Nacional del Huipil”, con el fin de fortalecer la identidad nacional y contribuir a la preservación de la vestimenta de los pueblos originarios que comparten esta prenda.

Cambios y aportes

Emma Musalem, reconocida por su conocimiento de la cultura juchiteca, dijo que las mujeres juegan un papel importante en el traje regional que en el pasado eran estrictas con la vestimenta del traje que consta del huipil y la enagua; aunque no siempre fue así el, traje regional ha ido cambiando con el tiempo.

“Mi abuela me platicaba que su mamá, mi bisabuela, llegaba a la vela Cheguigo con enredo y huipil de cadenilla nuevos y una mascada al hombro, ¿para qué la mascada? Para bailar los sones, entonces no habíamos llegado a la enagua; la siguiente generación, la de mi abuela, asistió a la vela con enagua de holán de espiguilla, y de blonda, de listoncitos, ya que la enagua se extiende para bailar los sones”.

De la creatividad

En la generación de su madre considera fue la época dorada con la aparición del traje de cadenilla, bordado, de tejidos finos, de las telas importadas, como la seda, el terciopelo, que inspiró el diseño de los trajes en manos indígenas y que es lo más auténtico del traje: la creatividad de las mujeres artesanas.

Las artesanas que confeccionan los huipiles ven cómo cada vez menos se mandan hacer trajes regionales a nivel local, por la competencia desleal de las industrias manufactureras que copian los diseños para hacerlos a máquina.

Se agrega que los ladrones se concentran en robar huipiles por el valor que pueden llegar a tener en las tiendas de empeño, que fácilmente adquieren las prendas sin pedir ningún tipo de comprobante.

Alto valor y ola de robos

El robo a casas se concentra en llevarse la colección de huipiles de las dueñas, para luego venderlos todos en las casas de empeño llegando obtener por toda una colección de trajes hasta más de treinta mil pesos.

Ha habido casos de asaltos en mototaxis de mujeres que portan el traje luego de pedir el servicio al salir de alguna festividad y fiesta y que al ser robadas les exigen quitarse todo el traje dejándolas en la calle con sólo el refajo.

Por lo anterior, ya resulta peligroso mandar a hacer un buen traje ya que se ha vuelto tan valioso como una joya y se prefiere comprar huipiles y enaguas más sencillos, lo que da pie a la entrada de huipiles realizados con máquinas bordadoras que piratean los diseños de las artesanas y son de menos calidad.