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Vela Sandunga, el sello de Tehuantepec sucumbió ante la pandemia

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- Es, dicen, la más elegante de todas y, a diferencia del resto celebradas en la región del Istmo, la Vela Sandunga no tiene un origen religioso sino conmemorativo -y a la fecha es elitista, critican algunas voces locales-.


Fue ideada en 1953, en el marco de la celebración del centenario del son -del mismo nombre- que identifica no solo a Santo Domingo Tehuantepec, sino a toda la región istmeña, frente al mundo. 


Y desde entonces, la polémica ha rodeado a la celebración, pues aquel año, la Secretaría de Gobernación realizó una investigación sobre la organización de la festividad, porque se dudaba de su autenticidad y porque creía que tenía un trasfondo político. 



El origen


"Ay Sandunga, Sandunga mamá por Dios. Sandunga tú eres tehuana, mamá de mi corazón", reza la composición de Máximo Ramón Ortiz. La escribió, aseguran algunas versiones, para su madre, cuando recibió la noticia sobre su fallecimiento. 


Pero la versión que más adeptos reúne, es la que identifica que Máximo Ramón Ortiz "tehuanizó" un son de origen español, con guitarra. Fue él quien compuso los primeros versos; los adeptos a esta versión aseguran que la Sandunga es un canto de amor y de guerra.


"Los tehuanos decimos que la Sandunga es de origen español, que se escribe con s y no con z y que significa 'mujer salerosa'", afirma el historiador local Mario Mecott Francisco.


En tanto, el historiador César Rojas Petriz afirma que la esencia de la Sandunga radica desde que Andrés Gutiérrez “Ndre' Saa” la instrumentó para convertirla en música bailable al componerle su estribillo y los primeros “zapateados”.


La organización de aquella primera edición estuvo a cargo de un grupo de tehuantepecanos dirigidos por Carlos Iribarren Sierra, y son ellos quienes eligen a Bernarda Azcona Morales, originaria del barrio de Santa María, como la primera reina.


Desde entonces, el Comité Central de Festejos acordó que la Vela Sandunga se celebraría cada año el último sábado de mayo.


En la actualidad, en ayuntamiento lanza una convocatoria para que participen representantes de los barrios de Tehuantepec y aquella que convenza al jurado es electa reina de las festividades y gana automáticamente el pase para representar al municipio en el certamen de Diosa Centéotl, para encabezar en la capital del estado las Fiesta de los Lunes del Cerro. 


El tinte político


El centenario de la Sandunga fue memorable para los tehuanos, sin embargo, tuvieron que pasar 10 años para que la festividad tomara su cauce.


De 1953 a 1963, la vela fue suspendida porque no había quién se hiciera cargo de su organización. La celebración del primer centenario no tuvo continuidad.


La vela se retomó años después, pero con diferentes organizadores, y cada vez se vuelve elitista, pues lo que empezó como una celebración popular, fue cobrando tintes políticos, según lo describe el segundo cronista de la ciudad, Melesio Ortega, en una de sus publicaciones.


En 1963 se retoma la organización mediante un patronato de ciudadanos y con personajes identificados dentro de la política, en su afán de querer ocupar la presidencia municipal. Se tiñe, pues, la Vela Sandunga de tintes meramente políticos. 


De 1973 a 1978, la vela se vuelve a suspender y la retoma Francisco García Grajeda en su calidad de presidente municipal de Santo Domingo Tehuantepec, pero solo participó en dos celebraciones, pues la de 1980 no se llevó a cabo. 


Otras cancelaciones que ha tenido la vela han sido en 1987 y 1990 por diversos acontecimientos políticos que se suscitaron en esos años.


Ésta es la Vela de mayor trascendencia en Santo Domingo Tehuantepec, por el contexto social y político que la envuelve.


La enigmática festividad ha cautivado a propios y turistas, y en diversas ocasiones ha sido escenario de lanzamientos políticos en el plano municipal y estatal. Candidatos y candidatas a diversos cargos de elección popular han pasado lista de presente en la celebración.


Pandemia, el freno


Después de 34 años de celebrarse de manera ininterrumpida, el COVID-19 truncó la edición número 67 de uno de los acontecimientos festivos más importantes de la región del Istmo. Este año, se tenía contemplada justamente para hoy, pero la pandemia arrebató a los tehuanos, una vez más, la posibilidad de mostrar sus tradiciones.


El son es tocado por una banda regional en punto de las 00:00 horas, durante su ejecución, es tradición que el cielo de Tehuantepec se ilumine con fuegos artificiales. La pista de la explanada se llena de orgullosos tehuantepecanos que, con garbo, ejecutan la pieza.