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Rey Cosijopí: 5 siglos de historia en el Istmo, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Ángel Mendoza

TEHUANTEPEC, Oaxaca.- El último tlatoani zapoteca, el Rey Cosijopí, será recordado este 20 de enero cuando se conmemore el quinto centenario de su coronación.


De acuerdo con la reseña histórica que hace Manuel Martínez Gracida sobre los últimos soberanos de Zaachila, en la obra “El Rey Cosijoeza y su familia”, el 20 de enero de 1518, Cosijopí asciende al poder, heredero del Rey Cosijoeza.


El historiador local Mario Mecott Francisco afirma que la obra de Martínez Gracida conjuga lo romántico con la historia, la leyenda y la tradición oral, que sirve como referente para conocer quién fue el Rey Cosijopí.


La coronación se celebró en Zaachila; posteriormente, se trasladó a la provincia de Tehuantepec, actualmente distritos de Tehuantepec y Juchitán. Llegó acompañado de su esposa, la princesa Cetoba, y su hermana la princesa Pinopiaa, dice Mecott Francisco.


Agrega que al llegar Cosijopí a Jalapa del Marqués, la princesa Pinopiaa, enferma de temperatura, muere; el cuerpo es enterrado en el cerro de Jalapa, donde se levanta un templo. Cosijopí llega a Tehuantepec, donde se hace cargo del reino conquistado por su padre Cosijoeza.


Antes de su ascenso consulta los oráculos, donde los sacerdotes le dicen que llegará el tiempo de su reinado en el que vendrán hombres blancos y conquistarán las tierras, y aún juntos, todas las naciones no podrían derrotar a los invasores.


Ante esta situación, hace una campaña militar de Huatulco al Soconusco en los confines de Guatemala, en la que logra alianzas con los chiapanecos, zoques, mixes, huaves y hasta se emparenta con Magdalena de Zúñiga y Cortés, una cacique de San Francisco del Mar.


El rey Cosijopí toma importancia, porque es producto de la unión entre la princesa Coyolicatzin o Xilabela con el rey Cosijoeza para hacer la paz entre aztecas y zapotecas.


Cosijopí es un hombre visionario, un estratega y diplomático. A pesar de ser un guerrero, fue un personaje bueno que trataba bien a sus vasallos, al grado de llamar la atención a los españoles por la humildad con que gobernaba su pueblo, entre ellos, Hernán Cortés, hombre de confianza del obispo Alburquerque.


El rey Cosijopí se suma y acepta a los reyes de España para abrazar la fe religiosa que trajeron los españoles. Manda construir el convento de Santo Domingo que hasta hoy día se mantiene de pie. Una obra gigantesca que sostuvo con sus propios recursos y el trabajo de los indígenas.


De esta manera mantuvo a Tehuantepec en una relación privilegiada con los españoles, que trajo grandes beneficios con el tiempo.


El centro cultural Guendaliza'a dedicará la vigésima edición del Encuentro Mesoamericano de la Danza, al Rey Cosijopí.