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Aromatizan zapotecas el camino de sus muertos

Foto(s): Cortesía
Redacción

JUCHITÁN, Oaxaca.- Los zapotecas del Istmo de Tehuantepec, sobre todo los de Juchitán, el centro comercial de la región, comenzaron con los tradicionales 10 rezos que marcan la preparación de la marcha de regreso de los muertos a sus hogares, los que dejaron en la tierra.


Para esto, las rezadoras especiales, comienzan con el ritual para las almas primerizas, las que tienen de seis meses a un año de muertas, así como los que tienen dos años de haber partido, Xandú yaa y xandú guiropa, a partir del 22 de octubre, y terminan el 31 de octubre, el último día que arriban las visitas a convivir con sus parientes.


Estos rezos tienen la finalidad de preparar el camino desde el más allá hasta la tierra, lo aromatizan con el incienso, despejan el camino de las almas, les marcan por donde pasar para llegar hasta el hogar los dos últimos días del mes a degustar lo que les prepararon en el altar, ya todo bendecido y sagrado.


Los rezos también, según historiadores de la cultura zapoteca, santifican la comida que los muertos van a comer, les quitan todo lo terrenal porque sólo pueden comer lo sagrado, esto tiene como referencia lo que Fray Francisco de Burgoa describió en el siglo XVII.


“Durante la noche los colocaban, los guisos, en mesas o cañizos, para luego ofrendarlas  a sus difuntos, suplicando el perdón y que se dignaran llegar y comer aquellos manjares que les habían preparado, así  tuvieran a bien rogar a sus dioses -a quienes servían allá en el otro mundo- les dieran salud, tener buenos temporales. Esta comida ritual era ofrecida con mucha solemnidad, pues los señores de la casa se ponían en cuclillas ante el altar, bajaban los ojos y cruzaban los brazos: el silencio era profundo”.


Así se pasaban toda la noche, en desvelo. Nadie osaba levantar el rostro para no importunar a los difuntos, pues si lo hacían molestaban a los muertos,  quienes les enviarían grandes castigos y calamidades.


En ese entonces, los zapotecas en vísperas de esta ceremonia de Xandú se llevaban a cabo, según este dominico, con una gran matanza de gallinas, pero especialmente de guajolotes, preparados con chiles secos molidos, pepitas de calabaza, hojas de hierba santa o aguacate y lo cocían todo en agua.


Los zapotecas preparaban un manjar y le nombraban guiñado’ bere (según el fraile Juan de Córdova). Asimismo, preparaban unos tamales rituales en estas fechas denominados en castellano petlaltamales y en zapoteco daa bere yee: este platillo se condimentaba con hojas de aguacate, y los cocían en ojas en el hornillo de tierra.


10 Dias de preparación para recibir a los difuntos.


2 Días permanecen en sus hogares terrenales.